Simple y llanamente, es una de las mejores comedias jamás hechas.
Concebida como parodia del cine vampírico, es una sucesión descacharrante de gags para el recuerdo que sin embargo quedan al final combinados con una conclusión que da más miedo que todo el cine de terror hecho con anterioridad. La genialidad de Polanski por atreverse a colocar ese final después de tantas risas es de aplauso. Jack MacGowran resulta inolvidable, el propio Polanski está fantástico como el soseras aprendiz de cazavampiros, y la añorada Sharon Tate... cuántas cosas podría haber hecho en su carrera de no haberse cruzado en su camino la "Familia" de Charles Manson.
Para ver una y otra vez y reírse siempre de la misma forma: a carcajadas. Una obra maestra de la comedia.