Hungry hearts es un terrible drama que pretende encoger el corazón del espectador.
Y realmente lo consigue, al menos por la parte de las interpretaciones soberbias de Adam Driver y Alba Rohrwacher, que están enormes en las pieles de dos sufrientes personajes que han de abrazar la paternidad conjunta antes siquiera de plantearse si quieren tener una relación de pareja.
Sin embargo, el conflicto entre ellos es demasiado increíble como para que resulte emotivo (cualquier padre con dos dedos de frente, y más sin tener una verdadera relación sentimental con la madre de su hijo, habría ido directamente a Servicios Sociales en esta situación...) y el ritmo es demasiado pausado en algunos tramos como para poder recomendarla como una gran película. Aun así, buen intento de tragedia familiar por parte de Saverio Constanzo.

Lo mejor: Adam Driver y Alba Rohrwacher. Absolutamente maravillosos.
Lo peor: Empieza bien pero el conflicto no es muy creíble. Además, es lenta.