¿Por qué Netflix promociona tan bien sus series... y tan mal sus películas?
Con excepciones como Roma, la gran multinacional del entretenimiento en streaming (con permiso de HBO y Amazon Prime Video) pone mucho empeño en que todas sus series originales ocupen marquesinas de autobús y espacio en los medios de comunicación, pero por alguna razón no hace lo mismo con las películas que estrena en exclusiva.
Y así, nos encontramos con casos como el de Vivo, una cinta animada encantadora, con canciones escritas por el gran Lin-Manuel Miranda, muy de moda gracias a las adaptaciones de sus musicales In the Heights y Hamilton, con banda sonora del excepcional Alex Lacamoire, mano derecha de Miranda, con un contenido ideal para toda la familia... y casi nadie se ha enterado de su estreno. Y si no, fíjense en sus números en esta sacrosanta casa de Filmaffinity. Ocho días después de su estreno, a fecha de escritura de este comentario, solo hay otras cuatro críticas.
La verdad es que es una pena, porque Vivo, sin ser tampoco una obra maestra al nivel de lo que pueden hacer Pixar (casi siempre), Disney (antaño siempre, ahora cuando les apetece) o DreamWorks (en ocasiones, especialmente con Cómo entrenar a tu dragón, El príncipe de Egipto y las dos primeras de Shrek), resulta una cinta de lo más entretenida y simpática. Ayuda mucho su ajustada duración de 86 minutos sin créditos, demostrando que en muchas ocasiones menos es más, sus canciones tan dinámicas y entretenidas (aunque están lejos del mejor nivel de Miranda) y unos personajes muy agradables.
No tiene una maravillosa historia que contar (de hecho, es bastante limitada), pero hubiera merecido más repercusión, sin duda.

Lo mejor: Su simpatía y lo bien que le va esa ajustada duración. Directos al grano.
Lo peor: La falta de profundidad de su historia, y la escasísima promoción que ha tenido.