Cavemen.
Pocas veces una película ha tenido un título más apropiado.
Cuatro verdaderos cavernícolas inmaduros y sin oficio ni beneficio que sólo saben hablar de tías, sexo y fiesta.
La película, por supuesto, no tiene ningún interés más allá de ver cómo los actores intentan capear el temporal como pueden, especialmente un Skylar Astin que es quizás el mejor del reparto, un Chad Michael Murray ya resignado a esta clase de roles que solo requieren que exhiba su imponente belleza y un Dayo Okeniyi al que le van mucho más los roles físicos como el que tuvo en Los Juegos del Hambre.
Estúpida y sin contenido.

Lo mejor: El esfuerzo de sus pobres intérpretes.
Lo peor: Su inexistente historia y guión.