Descafeinada coproducción entre, nada menos, España, Italia y Alemania del Oeste (Occidental).

El guión es ramplón y demasiado sencillo y se abusa de las escenas documentales de carreras de coches. Mucho minutaje para ver las habilidades de los conductores y sus bonitos bólidos (vistos hoy en día, más de cuarenta años después uno/a los ve con complicidad y simpatía).

Quitando a Orazio Orlando, con un personaje de carne y hueso, el resto es rutinario, previsible y falto de chispa y mínimo mordiente.

No se puede decir que aburra, pero sí que es tediosa en gran parte y olvidable cien por cien.
Una de tantas cintas de parecido pelo que a finales de los setenta y comienzos de los ochenta se proyectaban principalmente en los cines de barrio. Entonces no valían mucho y vistas ahora...

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