Entretenido film, que adapta el libro de Caryl Chessman, basado en hechos reales, que combina el género biográfico, el carcelario y el negro, con algo irregulares resultados, aunque sea positivo su mensaje. Al fin y al cabo se pone en solfa la vida de los maleantes que, por diversas causas de la vida, comienzan siendo buenas personas para poco a poco ir metiéndose por peligrosos y criminales caminos... y las consecuencias que ello conlleva al enfrentarse a la Ley.
Sólo por ello la cinta es positiva.
La película se sigue sin problemas, no en vano Fred F. Sears, muy convencional realizador, logra en esta ocasión un buen ritmo en la narración, con momentos trepidantes en cuanto a persecuciones en coche, aunque creo que se queda corta en las más profundas vicisitudes vivenciales del protagonista, quedándose en la superficie de sus más profundos sentimientos.
William Campbell lo hace bien, pero creo que, a pesar de su buen trabajo, la verdadera personalidad del criminal al que representa, no queda perfectamente definida.
Pero, bueno, la película es amena, muy correcta técnicamente y dinámica, por lo que se pasa bien el rato. Si además de ello, logra la reflexión sobre el error de llevar una mala vida, pues mejor.
Ahora bien, como crítica a la pena de muerte, se queda corta.

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