Bonita película, muy representativa de la factoría Disney, con animales de protagonistas pero en esta ocasión verdaderos. Es decir, no son dibujos animados.
Está muy bien narrada, aunque es cierto que la voz en off que cuenta las vicisitudes de la historia, si no cansando, sí que acaba por resultar un tanto redundante.
Pero los sentimientos son tan nobles, el sentido de la lealtad de los animales tan grande y su lucha por llegar a su verdadero hogar tan abnegada y sufrida, que no cabe por menos que caer rendidos a sus encantos.
Preciosa fotografía de Kenneth Pearch Jr. resaltando bellos paisajes de Canadá, estupenda banda sonora de Oliver Wallace y un entretenimiento asegurado para toda la familia.
No es, ni con mucho, una de las películas Disney más representativas ni famosas, pero verla hace disfrutar.

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