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España España · Madrid
Voto de Rekerey:
2
Fantástico. Romance. Thriller Tercera entrega de la popular saga de vampiros basada en las novelas de Stephenie Meyer. Bella (Kristen Stewart) tendrá que elegir entre Edward (Robert Pattinson) y Jacob (Taylor Lautner). La ciudad de Seattle es devastada por una serie de misteriosos asesinatos que va en aumento, mientras una vampiresa busca venganza. Bella debe escoger entre su amor por Edward y su amistad con Jacob, consciente de que su decisión puede originar una ... [+]
3 de julio de 2010
162 de 196 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de ser curioso como historias en apariencia inocentes esconden subtextos, crepúsculo es un ejemplo perfecto. Si nos fijamos en el modo de representar la sexualidad encontramos una curiosa dualidad. Por un lado tenemos un reparto cuya función es hacer fantasear al público femenino y un tema morboso, el vampirismo. Por el otro un subtexto conservador y reaccionario.

Necesariamente el vampirismo tiene una alta carga sexual, pocos textos se han resistido a explorar de alguna otra forma la sexualidad vampírica. Una sexualidad que suele ser desenfrenada, sangrienta, violenta, instintiva. En Eclipse en principio también es así. Todas las iniciaciones de los vampiros que componen la trama están vinculados a un acto sexual y violento: una violación y su venganza, una relación de dominación en tiempos de guerra. Sin embargo estos personajes reprimen sus instintos sexuales, como ellos mismos dicen no catan la sangre humana. Todos han acabado salvándose gracias a una relación heterosexual y duradera, un matrimonio. Arrastran la culpa de sus pecados, de haberse liberado sexualmente, según ellos no tienen alma.

Y entre ellos el que se siente más culpable es Edward que busca una esposa que le dé sexo conyugal. Edward representa, él mismo lo dice, los valores más conservadores. Y aunque a él le avergüence ser vampiro, haber estado liberado sexualmente, a su virginal Bella le sobran hormonas y le falta desahogo. Dispuesta incluso a morir, pues Edward puede matarla si se acuestan, Bella no deja de insistir en que quiere ser vampiro. Pero Edward le pone la condición del matrimonio para liberarla sexualmente.

En el triángulo falta no obstante un personaje, el lobo (que gran turrón). El lobo simboliza una relación carnal, un aren de descamisados e hipermusculados varones dispuestos a saciar sus placeres. Jacob propone a Bella una relación mucho más progresista, en la que la relación sexual no implica un compromiso de por vida, al contrario que Edward (en el caso de Edward una relación de por muerte).

Lo que nos plantea esta película es la elección de una adolescente entre liberarse sexualmente o esperar al matrimonio. Edward sigue encarnando al prototipo del “héroe” machista, cuya misión es conservar la virginidad de Bella, siempre desde el otro lado, porque él sí ha tenido la oportunidad de liberarse sexualmente. Solo hay que ver con quien se queda.
Millones de adolescentes, que no se atreven a ver una buena (que las hay) película porno, van como locas al cine para ver los músculos de Jacob. Y sin embargo aunque las jóvenes aplauden (literalmente en el cine) las escenas de Jacob sin camiseta, también aplauden la escena en la que Bella acepta a casarse renunciando así a su sexualidad. La mojigatería de nuestra sociedad es el caldo de cultivo perfecto para que las jóvenes recurran a este tipo de textos que juegan a excitarles mientras les adoctrinan en la virginidad y el sexo matrimonial. Una película que logra eclipsar la sexualidad.
Rekerey
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