Un estupendo y desconocido drama judicial, con un magnífico reparto, que se desarrolla en el seno del ejército durante la II Guerra Mundial en la India.
Basada en una novela de Howard Fast, Hamilton la lleva a la pantalla con muchísima corrección, quizá, sin grandes alardes dramáticos o momentos de altura pero sí con indudable dominio de la narración que, unido al excelente y apasionante argumento, así como a la extraordinaria interpretación de estos grandes profesionales ( Robert Mitchum, Trevor Howard, Barry Sullivan....) garantizan una cinta apasionante, repleta de buenos diálogos y aguda crítica al aparato del ejército y sus tejemanejes por la causa de la guerra, que desplazan a menudo cualquier otro orden moral o concepto de justicia y en la que se demuestra que los soldados son sólo peones sacrificables al servicio de una fuerza mayor.
Durante la contienda, el ejército británico y estadounidense se encuentran asignados en una base de la India, debiendo combatir juntos contra los alemanes y en una difícil convivencia.
Los roces entre ellos se multiplicarán cuando un teniente americano asesine a sangre fría a un teniente británico generando más rencillas y conflictos y poniendo en peligro la unidad militar.
El ejército americano querrá solventar el asunto con rapidez, convocando con premura el consejo de guerra que juzgará a ese hombre y evitar así mayores conflictos. No pueden perder el tiempo resolviendo rencillas domésticas en el seno de su propio ejército cuando los alemanes amenazan tan cerca.
Mitchum es un teniente coronel que será requerido para que actúe de abogado defensor de ese hombre. Pero cuando éste se ponga a estudiar el caso, se encontrará con numerosas trabas incluida la que le pone el propio enjuiciado.
La historia es buena y está muy bien llevada. Enciende nuestro interés y no decae en ningún momento. Quizá, lo que le sobra a esta cinta sea ese pequeño romance que no pinta ni aporta nada, pero por lo demás, nada que objetar. Se pasa un rato estupendo. Palabra.