Allá va una herejía.
Esta versión es mejor que la anterior.
-Marshall, ya pueden decir misa pero para mí te has superado.
Y lo siento por ti Jimmy, ( no tanto por la Dietrich) pero, a pesar de que tú lo haces mejor y eres más expresivo, la sombrilla y la jaula le sientan de maravilla a Murphy.
También, aun gustándome la cantidad de amigos que tenía Stewart, me resulta mucho más interesante la afición por la lectura que demuestra el muchacho.
Que tú, Jimmy, eres mejor actor, no lo voy a discutir pero Murphy, en esta peli, tiene el rostro idóneo para hacerme sentir como uno de esos incrédulos habitantes que se parten de risa ante las supuestas ingenuidades con las que nos regala. Porque el chaval tiene el careto de recién haberse terminado el bocata de nocilla en casa viendo los dibujos animados. Y eso no tiene precio. Hay impresiones que...valen millones.
Como no lo tiene el borracho Thomas Mitchell que a borracho no le gana nadie, ni aquí, ni en ningún lado. Y cuando no está borracho también.
Y qué quieren que les diga, Mary Wickes en paños menores y soltando galletas, también gana por goleada.
La Blanchard, por su parte, resulta más alegre y fresca. Sus bailes y sus canciones son ligeros y desenfadados y sus piernas no tienen nada que envidiar a Marlene que en la otra peli no consigue quitarse la losa de tragedia que siempre le acechaba.
Lyle Bettger en ésta, Brian Donlevy en la otra fifty fifty. Y también el médico o el alcalde.
Si a todo eso sumamos la alegre música, el rutilante color, detalles añadidos de guion como la colección de balas usadas, imprescindible para la resolución del crimen y unas cuantas cosas más, a mí me parece que Marshall aquí lo ha hecho mejor. Más divertida es, desde luego, y el mensaje no pierde bajo ningún aspecto...Se muestra igual de contradictoria en cualquiera de las dos.