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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Cine negro. Drama Olivia regresa a Inglaterra tras la muerte de su marido, un misionero en Jamaica. En el viaje cuida de Mark, un bribón que huye de la policía y que enferma de malaria. Ya en Londres, Olivia convierte su casa en una pensión, y Mark le declara su amor. Cuando éste decubre las cartas de amor que un hombre casado le envía a ella, Mark trata de chantajear al autor de las mismas. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lewis Allen es un poco conocido director que se prodigó en el cine con géneros como el melodrama, el noir e incluso el género de aventuras con desigual fortuna.
Tiene dos o tres títulos en su haber bastante interesantes, pero este director, al igual que otros muchos de su generación, le tocó asistir al derrumbamiento de los grandes estudios y terminó sus días en la televisión donde participó en la creación de un buen puñado de series míticas en los años 60.
Esta película, rescatada ahora gracias al mercado de DVD con el título de Alma negra, sigue la estela tan en boga entonces, de ofrecer un relato que mezcla el noir con el melodrama gótico, siguiendo la estela de " Luz de gas", cuyo resultado, es cuando menos, interesante.
Ann Todd, viuda de un misionero, conoce a Ray Milland en el barco que la trae de regreso procedente de Jamaica. Se enamorará de él profundamente, pero Ray, no es trigo limpio.
Con varias fechorías en su haber, es buscado por la policía y se refugiará en casa de la viuda, a la que le hará el amor, para utilizarla para sus fines.
Como buena mujer enamorada y tonta de aquella época, Ann irá entrando a todo lo que le propone Ray pero, irá aprendiendo deprisa e incluso le cogerá el gustillo.
Con Ray Milland, su actor favorito, de protagonista y la gélida y ambigua belleza de Ann Todd, nos cuenta una historia de corrupción y manipulación, donde no deja de apuntar una cierta crítica a la situación de represión moral, física y sexual en la que vivían las mujeres en la sociedad victoriana, así como señalar con cierto pesimismo, que sólo mediante la corrupción podía la mujer empoderarse.
Es significativo que ningún personaje de este film esté presentado de una forma positiva.
Los personajes masculinos son abyectos, cada uno a su manera, pero los femeninos no salen mejor parados aunque por diferentes causas.
El personaje de Geraldine Fitzgerald, es el de una mujer ignorante, anulada como mujer, totalmente a merced de su autoritario marido, que la desprecia por no ser capaz de cumplir con su función reproductora y proporcionarle un heredero ( total que el estéril es él, pero claro, los sacos de las frustraciones los cargaban ellas).
El personaje de Ann Todd, tampoco sale muy bien librado.
Es un personaje, que nos la pintan como tímida y también ignorante y reprimida, a la que el conocimiento del amor y del sexo con Ray Milland, la irá liberando no sólo sexualmente, sino que el proceso de corrupción que él ejercerá sobre ella, la irá despojando de sus rígidas convicciones morales hasta descubrir que el poder ( esa cualidad sólo permitida a los hombres), es una sensación muy placentera y estimulante.
Y la pena es que se hizo cuando se hizo y la moral de la época no permitía que un ser corrupto quedara sin castigo, porque clarísimamente Allen va señalando que el único camino que tenían las mujeres, en aquella época, de coger las riendas de su destino y evitar la manipulación, el autoritarismo y las rígidas normas a las que estaban sometidas, era el de ser más corruptas que ellos.
Me resulta un poco chocante, esa constante ambigüedad del personaje de Ann, que en ningún momento termina por definirse del todo.
No vemos muy claro si tiene batallas morales consigo misma, respecto a sus actos, en los que a veces parecen surgir escrúpulos y otras veces, placer. A veces parece ser muy inteligente y otras, muy ignorante. A veces viene el arrepentimiento y otras, escala un peldaño más en la ignominia.
Lo que sí está claro, es que es un film cuya intriga se sigue con interés y te hace pasar un buen rato. No es perfecto, pero sí recomendable.
Izeta
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