Antecedente de las películas de conflictos adolescentes, esta película es un ejemplo muy representativo de lo que la autocensura puede llegar a hacer a un film, abortando así, lo que en un principio quería ser una ácida crítica a las instituciones educativas, a la falta de atención paterna y a determinada clase social que se rige por convencionalismos y que hace de la hipocresía su bandera.
Debemos reconocerle el mérito a este film por tratar, en 1934, con el código Hays instalado en ese año y que permanecería en vigor hasta 1967, de mostrar ciertos aspectos no deseados de la juventud, cuando la Liga de la Decencia vigilaba estrechamente este film ( estuvieron intentando boicotearla),y por hablar de la problemática de los adolescentes.
El arranque de la cinta es rotundo.
En un internado exclusivo de señoritas, nos mostrarán a las chicas fumando, bebiendo, escapándose a hoteles, ligando con hombres..., una cinta prometedoramente escandalosa para su época.
Pero no es así. Nichols y Tuchock se debieron acobardar, pues aunque la cinta contiene algunos zarpazos ( spoiler), se termina deslizando hacia un drama más convencional perdiendo el mordiente que se adivinaba al principio.
Y eso que los secundarios hacen un papel más que digno. Billie Burke como la estúpida madre de la protagonista está genial, así como Ginger Rogers haciendo de compañera justo un poco antes de su emparejamiento con Astaire. De igual modo, la película cuenta con la presencia de Beulah Bondi, otra gran secundaria...
Y el guion es más que digno, pero se nota mucho que la crítica implícita de la película- yo apostaría a que reescribieron el final- decidieron suavizarla, debido a las presiones recibidas.
De todos modos, yo recomiendo este film a los que gusten leer entre lineas. Para mí está claro que es un ejemplo de película automutilada. Una pena.