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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
7
Comedia. Drama Abel Frake y su familia aguardan ansiosos la Feria Estatal de Iowa. Abel confía en ganar el lazo azul con su cerdo campeón, Blue Boy. Su esposa Melissa quiere presentar su relleno al concurso de alimentos, su hijo Wayne quiere ajustar cuentas con un fullero que se burló de él en la última feria y su hija Margy sólo quiere divertirse un rato. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Henry King trae a la pantalla una película que luego conocería algunas versiones más, dos de ellas musicales. Una, la de 1942, con Walter Lang al frente de ella y musicada por Rogers y Hammerstein, es la que yo he tenido ocasión de ver y en mi cabeza no tengo más remedio que compararlas ya que, aunque básicamente nos cuentan la misma historia con muy pocas variaciones, indudablemente, el estilo cambia, siendo ésta, por su fecha y su intencionalidad, una película más apegada a la realidad sin renunciar a su condición de película familiar, mientras que la segunda, ya realizada en color, presenta un tratamiento más edulcorado y menos dramático pero igualmente agradable.

La versión musical de Lang me gustó bastante y se ve con mucho agrado.
Pero ésta se siente algo más auténtica al retratar el estilo de vida de la población rural de los años 30 con sus inquietudes y sus aspiraciones.
Esta versión, además, gozó de la ventaja de ser producida antes de la implantación de la censura aunque, desgraciadamente, después de su llegada algunas de sus escenas fueron cortadas.
A nosotros lo que nos ha llegado no nos va a causar ni la más mínima impresión, por mucho que nuestros ávidos ojos u oídos estén atentos al menor atentado al decoro. Pueden darse por implícitas las relaciones extramatrimoniales de los dos hijos de la familia pero, tal y como nos lo muestran, a día de hoy son de lo más recatadas, quitando alguna escenita con el hijo a la que hay que echarle imaginación, pero mucha imaginación, para hacer honor a su condición precode.
Otra cosa es el interés que suscita este film al contemplar una forma de vida, unos valores y unas ilusiones ya casi extintas para nosotros.
La comparativa podría darse con lo que significan para nosotros las vacaciones de verano, aunque me temo que ya ni eso, nosotros disponemos de miles de ocasiones de escoger nuestro asueto y de vivir experiencias. Un período de relajación, descanso, desmelenamiento, descubrimiento de nuevos lugares, nuevas gentes y nuevas experiencias y, si somos jóvenes, el encuentro del amor.

!Siete días, Dios mío!. Siete son los días en los que la feria más importante del Estado llega al condado y los granjeros de los alrededores hacen un impasse en sus faenas para viajar a la feria a comprar y vender sus productos, familiarizarse con las nuevas tecnologías expuestas, hacer negocios y, de paso, divertirse un poco con los espectáculos que se organizan en torno a ella.
Siete días al año tenían estos labriegos para desconectar de su dura labor, para conocer gente, para socializar, para ver cosas nuevas y para poner a prueba sus habilidades, antes de volver a sus cosechas y a sus animales, a sus pequeños círculos los domingos en la iglesia, a sus novios y novias de toda la vida desde la infancia y a sus días, prácticamente, carentes de sueños.
La película ilustra ampliamente la inocencia y falta de pretensiones, la humildad y llana filosofía de estas gentes que no aspiran a más de lo que tienen porque, tal y como se cita a Shopenhauer en un momento dado, " La vida es dolor y la consecución del deseo, sólo un alivio". Más vale centrarse en lograr resistencia ante el dolor".
De resistencia estas buenas gentes entienden bien. Y de descanso, muy poco.
-"Estoy agotada"- dice la madre (Louise Dresser) en el camión durante la vuelta a casa. -"No sé por qué estoy tan cansada"
- "Es el descanso"- afirma el padre Will Rogers con muy buen tino.-"No estás acostumbrada a descansar tanto".
He querido señalar sólo dos pequeños apuntes de los diálogos que esta película, apacible y serena nos muestra para advertir al espectador que su visión es mucho más gratificante e interesante de lo que parece a simple vista.
El padre, será feliz si logra ganar el campeonato de cría de cerdos Hampsire, presentando a su magnífico ejemplar que, como veremos, también estará sujeto a los vaivenes del amor.
La madre, deseará el reconocimiento de sus pepinillos y su carne picada, hechos con todo el cariño con la receta secreta de la abuela. Y los hijos...¿dónde, si no en la feria van a descubrir que existe un sentimiento muy intenso que se llama amor?
Janet Gaynor da vida a la hija que conocerá a un periodista (Lew Ayres) del cual se enamorará.
Norman Foster es el hijo que caerá rendido ante una mujer de mundo, la trapecista,(Sally Ellers).
Los primeros amores, los amores de verano o los de las ferias, pueden ser fruto de unos días o, tal vez, de hoja perenne. Lo que está claro es que esas primeras experiencias quedan tatuadas en la memoria con tal fuerza que no hay Dios que las olvide.
Una bonita película con buenas interpretaciones, tierna, agradable y muy certera.
Me ha gustado mucho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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