Una estupenda comedia de espionaje. Magnífica sátira que nos remite muchísimo a Hitchcock en la que el pobre Hope se verá envuelto en una loca y enredosa trama cuando una misteriosa agente rubia ( Carroll) se inmiscuya en su vida, atrayendo así hacia su persona a toda una red de peligrosos y letales espías que comenzarán a acosarle para robarle un microchip oculto en su persona y que él ignora que posee.

Con un personaje algo menos caricaturizado que en películas posteriores, la trama se beneficia muchísimo esta vez de un guion elaborado al que Lanfield imprime un gran ritmo de loca persecución, con un Hope más comedido ( y más noble) pero que para mí luce muchísimo mejor y donde, sin abandonar en ningún momento esos chistes y juegos de ingenio propios de su persona, se le suma una hilarante intriga con alto interés en sí misma, bien sostenido por el magnífico reparto que le rodea.

Con esos malosos soberbios de los de quitarte el sombrero. Huidas por azoteas, teatros y escaleras de incendios. Persecuciones por tren, autobús, barco, coche y avioneta. Mensajes cifrados y muertos a gogó. La cinta resulta graciosa, loca y trepidante. Funerales, matrimonios mal avenidos, picnics irlandeses, consultas pediátricas y pingüinos bien pagados.
Las rubias siempre son peligrosas. Que se lo pregunten a Hope.