Tras " Mi rubia favorita", una muy divertida parodia de los films de espionaje, ( de las comedias de espionaje, en realidad), Hope volvió a ponerse en la piel de un espía por accidente ( tratándose de Hope es impensable que fuese de otro modo), trasladándonos en la acción a los singulares y misteriosos barrios de Tánger, con sus zocos, callejuelas, casinos y edificios de exótica decoración y a esa amalgama de habitantes de todas las nacionalidades que la conformaban.
Nuestro espía, entonces, más bien, ha de encarnar en esta ocasión a un sofisticado y elegante gentleman, una especie de Bond o el Bogart de Casablanca, que deberá recuperar para su país un valioso microchip antes de que lo hagan las fuerzas enemigas.
Hope emulando a estos caballeros, podemos deducir que de ahí procede casi toda la escasa comicidad del film ( bueno y, quizá, la escena del coche de bomberos). La trama por lo demás, se toma muy en serio a sí misma y no ofrece ningún interés en su intriga, por lo que en seguida se torna sosa, aburrida y predecible. La comedia gira en torno a Hope pero esta vez, ni siquiera creo que llegue a satisfacer lo suficiente ni a sus propios fans.
Ritmo lento, sin intriga y salpicaduras de comicidad, en contadas ocasiones, es todo lo que nos ofrece esta cinta, sin olvidar, por supuesto, a la preciosa Hedy Lamarr, aquí más guapa que nunca. Esos trajes de noche repletos de brillos y lentejuelas le sientan como un guante y no se puede apartar la mirada de ella.