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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
9
Drama Hoy se crían sin ley en la calle. Mañana estarán en el corredor de la muerte. El Padre Edward Flanagan (Spencer Tracy) se propone romper ese ciclo maldito y entrega su vida y su fe a crear una escuela para chicos marginados que se convertirá en todo un modelo de esperanza. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como veo que la gran mayoría de las críticas que recibe esta película, aún siendo positivas y reconocer su gran valía, se centran mucho en resaltar negativamente el tratamiento excesivamente idealizado y sentimental que se hace de ella, me gustaría ejercer un poco como contrapunto, para señalar todos los aspectos realistas que contiene y que no son pocos.
Me he ido a la Wikipedia sí, para ver de qué iba este cura, el padre Flannagan que existió en la realidad.
Nacido en 1889, este sacerdote siempre se sintió inquieto por las condiciones de vida de los inadaptados sociales. Primero fundó un albergue para parados y excluídos en general ( lo vemos en la película), pero, pronto, comenzó a darse cuenta de que para conseguir una verdadera reforma, debía centrarse en los jóvenes abandonados sin hogar ( es muy significativa la secuencia en la que se entrevista con el reo sentenciado a muerte a quienes sus carceleros conminan a saldar sus deudas con el Estado y éste les replica: " ¿ Dónde estaba el Estado cuando yo tenía 12 años y vivía en la calle?"
El padre Flannagan así debió comprenderlo porque comenzó a soñar con sacar a los chicos de la calle " Hoy se crían sin ley en la calle. Mañana estarán en el corredor de la muerte".
Comenzó pidiendo prestados cien dólares y con cinco niños. El Estado, estaba ausente del proyecto. Tenía suficiente con financiar los infames reformatorios ( cárceles infantiles) creados, no para educar sino para castigar. El hombre, sigue moviendo Roma con Santiago, para conseguir financiación. No es un soñador a secas. Sabe perfectamente qué argumentos utilizar para convencer a los más escépticos. " Cada muchacho que se convierta en un buen ciudadano tiene un valor de 10.000 dólares". Eso el Estado después ya lo aprendió. Sale mucho más barato a la larga educar en la infancia y juventud. Merece la pena invertir en ellos. Aquí no hay nada de idealización, es, también, una cuestión práctica . Una buena jugada supone conseguir ganar para su causa al editor de un importante periódico que, con su apoyo, logrará una importante influencia en la opinión pública que dará alas a su proyecto.
Toda esta parte de la historia es real como la vida misma y aquí no hay nada de utopía.
Luego, la película encadena rápidamente ciertas escenas, y se nos planta en una ciudad de los muchachos ya asentada, que nos impiden ver, es verdad, las enormes dificultades por las que tuvo que pasar ese hombre hasta conseguir cierta estabilidad. Pero yo creo que lo hacen para dejar sitio a la dramatización de la historia y centrarse en el caso particular de un muchacho ( Mickey Rooney), y dar al público cierta idea de su labor, tiñéndola, eso sí, de ciertas dosis de sentimentalismo que, al que tenga un poco de imaginación, no le hace falta nada más para conseguir deducir el terrible sarao en el que se había metido el cura.
Decir también que ese sistema de autogobierno que vemos en la peli, también está sacado de la realidad, aunque parezca mentira, aunque no debió ser tan fácil implantarlo como lo vemos en el film.
Y por último, alabar la totalidad de la película, la real y la ideal, en la que Taurog se maneja magníficamente presentándonos una historia preciosa y muy bien contada.
Spencer Tracy es, cómo no, el padre Flannagan perfecto. Nadie podría haberlo hecho mejor que él y Mickey Rooney, compone al perfecto macarra, junto con todos los demás integrantes del film en una historia muy real que, lo que no es real pues ! imagínenselo en toda su crudeza, coño!.
Izeta
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