Primera película de la trilogía que Borzage realizó sobre el advenimiento del nazismo en Alemania, nos cuenta la historia de una pareja de enamorados, en plena república de Weimar, que intenta salir adelante en un país, que tras la derrota de la primera Guerra Mundial, sufría un periodo convulso caracterizado por fuertes crisis económicas, tasas altísimas de paro, situaciones políticas inestables, golpes de estado, la amenaza del comunismo...
Borzage, inteligentemente y con el romanticismo y el lirismo que le caracterizaba, se centra en las vivencias de la pareja protagonista, mostrándonos en su trasfondo, las situaciones que se daban en ese país.
Margaret Sullavan, deliciosa, representa la fuerza positiva del amor que todo lo puede, mientras Montgomery es el hombre que ha de enfrentarse al entorno, muchas veces hostil, que le pone a prueba.
Ver una película de Borzage es tener la garantía de ver algo especial. Era un verdadero romántico. Dotado de exquisito gusto y elegancia y conocedor del alma humana, sus personajes siempre superan situaciones adversas, pero nunca son arquetipos. Tienen personalidad y alma propias.
En esta película en concreto, rodada antes del código Hays, las circunstancias de esta pareja ( se casan de penalty, vivirán una temporada en una casa de citas...), ya nos va mostrando cosas que tan sólo un año o dos después, el cine norteamericano vetaría con la aplicación del código.
Abuso de poder, explotación, humillación, amenazas radicales, miseria, también generosidad y solidaridad. Tal es el retrato que hace Borzage de un país, mientras nuestra pareja intenta mantener su amor intacto.
¿Qué le falta a esta película entonces para ser magnífica?. No estoy seguro. Quizá un conflicto interno.
Las pruebas a las que se ven sometidas esta pareja, proceden de aspectos exteriores. Ellos apenas dudan o flaquean. Su amor es a prueba de bombas. Quizá más incertidumbre acerca del futuro de esta pareja, habría beneficiado al film. Quién sabe.