Tenía tiempo queriendo ver esta película por el morbo que generan las historias que algún tiempo estuvieron censuradas. Es claro porque la Iglesia se oponía (u opone) a su exhibición. Siempre que se destapen los vicios, malos manejos o barbaridades (hechas en el nombre de Dios) la Iglesia hará hasta lo imposible porque permanezca en el olvido. Para nadie es un secreto que acá en México mucho cine ha sido censurado, repudiado o mal visto por el Gobierno, la Iglesia y otros organismos. Aún así, con el tiempo, salen a flote y se dan a conocer.

A muchos les incomoda ver lo que no saben o hacen como que no saben. Pero para qué querer ocultar algo que es bien sabido por todos: los crímenes contra la herejía. A fin de cuentas es algo ficticio, ¿o no? El cine, sin duda, con este tipo de películas ayuda a conocer un poco más de ese misterio (Nuevo Mundo) que algunos se empeñan en que se siga sin descifrar. Es muy poco lo que sabemos de nuestros antecesores como para querer enterrar aún más lo poco que se quiere mostrar de ello. No importa si es es real o ficticio, siempre vendrán para bien historias como ésta en donde se enseñe que los indios no se arrodillaron ante Dios ni ante los españoles; lo hicieron ante la ignorancia.