Collective está dividida en dos mitades. En la primera, Alexander Nanau sigue al equipo de Gazeta Sporturilor en su investigación y también en sus intervenciones televisivas exponiendo a la opinión pública sus averiguaciones. En contra de lo que podamos pensar –no hay escándalo lo suficientemente grande en España como para derribar a un Gobierno aparentemente–, este escándalo hizo que el equipo de gobierno rumano dimitiese en bloque. En la segunda mitad, la cámara de Nanau se adentra en las entrañas del nuevo gobierno y más específicamente sigue al nuevo Ministro de Sanidad, un joven rumano que, como seguramente muchos otros rumanos en busca de una buena educación, ha vivido en el extranjero y que tiene como cometido reformar un sistema sanitario podrido hasta la raíz, en sus propias palabras. Es esta estructura la que separa a Collective de otros documentales exponiendo problemas políticos. Me viene a la mente un ejemplo tan potente como Enmienda XIII de Ava DuVernay, documental en que se exponía cómo el sistema de cárceles de Estados Unidos es un negocio que se nutre de sus presos. ¿Cuál es la diferencia estructural entre los dos? Que Collective no solamente destapa el escándalo, sino que también sigue a los encargados del siguiente ciclo político en su lucha por limpiar un sistema corrupto. Si Collective se podría haber quedado en un documental de investigación sin mucho más que confiar en el factor sorpresa de los hallazgos de los periodistas, lo cierto es que es en su segunda mitad donde la cinta de Alexander Nanau consigue sus mejores golpes. La democracia es un sistema frágil y, cuando no se cuida y se ejerce un ejercicio radical de transparencia con la ciudadanía, ésta se puede deteriorar hasta morir. Y en esas se encuentra ese equipo joven de gobierno: enfrentarse a un sistema en que todos y cada uno de los estratos son corruptos. ¿Qué se puede hacer contra algo así? Collective no ofrece respuestas sencillas ni alentadoras. Según su lógica, que yo considero acertada, la corrupción política mata.

Con un ritmo inquebrantable y ganas de llegar hasta el fondo del asunto, Collective consigue elevarse más allá de la crónica de sucesos o el true crime para elaborar una concienzuda radiografía de un país que, en su etapa post-comunista, no ha conseguido sacudirse los tics y las maneras de la etapa anterior. Y lo que ese proceder arroja es —como ya pudimos ver en Los exámenes de Cristian Mungiu– a una población no solamente desprotegida ante un sistema clientelista y corrupto, sino también cautiva de él; a una generación joven y formada abocada al desencanto que tiene como opciones o resignarse o mudarse a un lugar mejor y a todo un país cuya imagen de la democracia está cada vez más dañada. El tiempo dirá si Collective sirve para remover conciencias y cambiar algo en Rumanía. Por el momento, su inclusión en el catálogo de HBO y sus buenas críticas animarán a muchos a acercarse a un documental que puede parecer que nos es ajeno pero que cubre un tema universal que nos incumbe a todos.

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