Animal kingdom es una pequeña película que viene a ofrecer una nueva perspectiva de un género corroído por los tópicos. La película de David Michôd es la historia de una familia donde todos sus miembros trafican con drogas, de manera más o menos organizada, como algo completamente normal. Su rutina se va a ver interrumpida cuando la policía decida ir a saco a por ellos. En el medio de todo esto, nuestro protagonista, un adolescente que se ve abocado a introducirse de lleno en este turbio mundo.
Esta película australiana siempre adopta un enfoque realista, donde todas las acciones y reacciones de los personajes tienen un motivo y unas consecuencias. Aquí no hay glamour, no hay una visión mítica del gangster. Todo está contado desde la suciedad, desde las cloacas, a ras de tierra. No busquemos grandes escenas para adornarnos las retinas aquí, no las encontraremos. Sí vamos a encontrar unos personajes complejos, bien delineados y una atmósfera violenta, tensa hasta extremos insoportables, aunque eso no se plasme explíticamente en la pantalla; el espectador lo va a notar, lo va a sentir en sus carnes.
Esta película es todo virtud. Buena dirección, unos actores excepcionales y una factura visual atractiva a pesar de la aridez intencionada. Tal vez el ritmo flaquea en algún momento, pero la historia remonta sin problemas y sin necesidad de echar mano de giros de timón baratos. Quien sea amante del género gangster y quiera sorprenderse con un enfoque completamente diferente, no debe perderse Animal Kingdom.