Propuesta valiente y, a priori, interesante, pero que al final resulta fallida. Después de unos diez minutos en los que los personajes no cruzan palabra, una banda de moteros hace una excursión a un paraje árido y desolado (se rodó en el parque nacional de la Canastra, en MInas Gerais) en el que, por algún motivo, se ha cerrado el acceso con un muro. Los moteros deciden entrar igualmente, y lo acabarán lamentando.

Película de terror con ambientación postapocalíptica en la que apenas hay diálogos ni desarrollo de los personajes. Aunque hay persecuciones y escenas que pretenden ser impactantes, el film avanza torpemente y la escasa hora y media que dura se hace larga.