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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Voto de Jean Ra:
8
Drama En un futuro próximo e incierto, un brusco cambio climático ha conducido a la extinción de la vida en la Tierra. En un mundo de fronteras redibujadas, los inmigrantes son aparcados en campos en los que esperan poder integrarse en las ciudades protegidas por escudos magnéticos.
30 de abril de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo que "Grain" propone es un lugar dónde el ser humano posee enormes conocimientos de ciencia hasta el punto de querer suplantar al ser supremo en su papel de creador. El suelo ha quedado estéril e inculto, así que ha de buscar la alternativa en la provisión de alimento. Tras varios fracasos, un científico deberá salir de la ciudad, la única parte del mundo que todavía puede ofrecer seguridad. Su periplo le exige el despojamiento de su ego, como si ése fuese el antónimo de la "partícula M", el aleph que une y separa todas las cosas del universo, el impulsor de una carrera global y tecnológica que, no hay que descartarlo, ocasiona el desastre ecológico mundial.

Como se observa en su trilogía de Yusuf, Kaplanoglu es un cineasta que le gusta sugerir antes que explicitar y por eso evita especificar más detalles acerca de ese contexto. Siguiendo con su estilo, le gusta cocinar la película a ritmo parsimonioso, contemplativo y recrearse en imágenes elaboradas para asombrar por su desnudez y simplicidad. Por eso, en un primer momento, sorprende que en esta ocasión se adentre en terrenos de ciencia ficción, claro que más adelante se comprueba que en realidad supone un esfuerzo por aproximarse a territorios colindantes con Tarkovsky. Las reminiscencias a "Solaris", "Stalker" y su zona, así como "Nostalgia" pronto saltan al ojo atento.

En el tramo final las cargas de sacos de arena, una empresa aparentemente absurda, nos recuerda a la escena de la vela encendida en "Nostalgia". Para Tarkovsky esa imagen suponía una prueba de fé, pues suponía realizar una acción sin utilidad y que se realizaba por el mero acto en sí. Da la sensación que esa referencia por parte de Kaplanoglu no es un simple guiño pedante, si no que forma parte esencial de la reflexión que aborda la narración, ya de por sí alegórica, y que mezcla sueño y realidad. Un monasterio oculta lo que aparenta ser una tierra preservada, sin duda una pista bien clara acerca de cómo un edificio que simboliza la fé es depositario de una gran esperanza. Con la mencionada tarea absurda de los sacos pone a prueba la firmeza de su propósito. En ese tramo también aparecen otras referencias religiosas como el árbol que arde y habla, la teoría de la unión del uno y el todo o las pruebas que buscan tentar al personaje para que renuncie a sus propósito y deponga su empeño. No creo que se trate de mero proselitismo, una especie de llamada de regreso a la religión, tanto como un aviso acerca de las consecuencias que puede tener la búsqueda de ambiciones desmedidas que superan la naturaleza del mundo y por lo tanto de la humanidad. Exprimir todos los recursos puede desatar en el planeta consecuencias imprevistas que acaben por amenazar la existencia de la humanidad encima de éste. ¿Tan absurdo sería tener más fe la naturaleza, capaz de hacer renacer la vida ahí dónde parecía no quedar nada? Puede que ésta última sea una reflexión ingenua, pero igualmente nunca está de más plantearlo desde la humildad y la sutilidad tal y como lo hace Kaplanoglu.
Jean Ra
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