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Voto de harryhausenn:
7
Drama Italia, siglo XVII. La pequeña Benedetta Carlini es llevada al convento de Pescia, en la Toscana. Con el transcurrir de los años se va manifestando su tendencia mística. Adaptación de la novela "Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy (Studies in the History of Sexuality)", de Judith C. Brown, que gira en torno a un convento y la homosexualidad de una de sus monjas, quien desde joven comenzó a tener visiones sin ... [+]
31 de agosto de 2021
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los primeros títulos que vienen a la mente al pensar en conventos es por supuesto La religiosa, de Rivette. La película también tuvo que hacer frente al escándalo con el mérito de ganarse la censura antes de que siquiera empezase a rodarse, debido a su controvertida fuente original. Hay quien quiere ver en Benedetta un homenaje a Rivette, devolviéndole aquel capote lanzado en 1998 cuando el francés defendía Showgirls a capa y espada. Podría ser, Benedetta comienza con la niña llegando al convento y su adaptación al entorno, practicando su fe de manera distinta al resto de compañeras y siendo además protagonista de un milagro. Esto despertará la envidia del resto de las jóvenes. Se puedes establecer ciertos paralelismos entre Benedetta y La religiosa, sobre todo si nos fijamos en la hostilidad del entorno, caldo de cultivo del conflicto en ambos films. Eso sí, allí donde Anna Karina era maltratada y convertida en mártir por el director, el personaje de Virginie Efira asciende a la santidad con el beneplacito del poder.

Además, La religiosa podría describirse como un seguimiento del recorrido de Karina de convento en convento cuando en Benedetta la participación de los secundarios es fundamental en la construcción de la trama. La madre abadesa, el nuncio y sobre todo Bartolomea, interpretada por Daphne Patakia una joven campesina que llega buscando refugio en el claustro: vulgar, atrevida, traviesa, si bien inocente también maliciosa, La expresión de Bartolomea encierra un misterio que nos hace dudar de sus intenciones respecto a Benedetta. Si bien al principio la adula, le muestra avances amorosos y sexuales, esperamos que Bartolomea termine atacando y muestre el animal salvaje y sediento que creemos que habita su rostro sibilino.

En esta relación ambigua entre dos personajes femeninos podemos volver a ver a Rivette y a todos los duelos y atracciones entre sus míticos personajes: dos desconocidas en Le pont du nord y Céline y Julie van en barco, o dos enemigas en Noroît y la propia Duelle, por poner unos ejemplos. Sin embargo, la figura de la monja instruyendo a la novicia con intenciones ocultas recuerda más a Los ángeles del pecado, de Bresson donde la monja protagonista sucumbía fatalmente al intento de salvar el alma, maligna y siniestra, de la oveja descarriada, Toda comparación se diluye enseguida, de todas formas, dado que no tardaremos en descubrir que pocas veces Benedetta podría sucumbir a un peligro. Las visiones de Dios, cuando no directamente las posesiones, la salvan de cualquier entuerto y sirven además como motor para su meteórica ascensión al poder. No sin motivos, las otras religiosas desconfían de la veracidad de tales acontecimientos.

El texto en el que se basa Verhoeven es una simple crónica histórica, no una ficción. Como no sabemos si la Benedetta real creía en sus visiones o las fingía, el cineasta, al novelizar los hechos, aprovecha para darle a la falta de certitud el peso de la trama, la intriga, el misterio de la verdad o la mentira. Benedetta se convierte así en una Catherine Trammel con sotana, una femme-fatale que puede que esconda más de lo que aparenta, que provoca con sus silencios y que despista con sus respuestas. Al igual que el personaje de Sharon Stone en Instinto básico tanto podía ser la asesina como inocente mientras disfrutaba como espectadora en la investigación, Benedetta tanto puede ser una suerte de Mesías como una farsante. Lo que sí queda claro es que finalmente es ella, y no Bartolomea, el animal salvaje encerrado que atacará a todo aquel que se interponga en su camino, sea cual sea su meta.

Ahora que Verhoeven se ha ganado el favor de los monóculos más enfocados de la crítica ¿Es Benedetta su venganza?

¿Acaso no presenta un género tan rígido como el drama religioso para abofetear al gremio con aquello que siempre se le ha reprochado? El thriller, el sexo y unas secuencias oníricas entre la serie B y la Z. Secuencias que por cierto, no hacen más que remarcar su pobre acabado dado que pobres serían también las falacias que la propia Benedetta inventare. El espectador pierde el hilo al ver al Cristo como caballero vengador arropado de CGIs como las monjas no terminan de estar convencidas de la versión de su hermana al escucharla.

¿O por otro lado Benedetta no sería más que el Grandes éxitos de bordes pulidos de Verhoeven para el gusto de las altas esferas? Es otra posibilidad, aunque cierto es que en esta ocasión el estupor ha originado más textos que el aplauso. Sea como fuere Verhoeven se convierte con su última película en otro de sus personajes, el auteur-fatal que se divierte con nosotros, que esconde la carcajada detrás de la media sonrisa, a quien no sabemos si tomarnos en serio o en broma, pero que al fin y al cabo vuelve a provocarnos el mismo sentimiento triunfal que ha logrado arrancarnos década tras década: la fascinación.

hommecinema.blogspot.com
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harryhausenn
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