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Voto de harryhausenn:
7
Drama Rokas e Inga, una pareja de jóvenes lituanos, se ofrecen voluntarios para conducir un vehículo con ayuda humanitaria a Ucrania. Cuando los planes cambian y se quedan abandonados a su suerte, tienen que cruzar una zona nevada para encontrar refugio y aliados, implicándose a la vez en la vida de los afectados por la guerra. (FILMAFFINITY)
24 de abril de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frost es un viaje al centro del horror, la curiosidad de asomarse a un precipicio, la fascinación por el riesgo. El río Congo de la novela de Conan Doyle, o el Mekong de Apocalipsis now, se convierten aquí en la carretera que une Lituania con el frente de guerra en Ucrania. La pareja protagonista se embarca en un encargo que se presenta por casualidad en el último minuto. Un amigo suyo no puede llevar a cabo la tarea y deben entregar un furgón cargado de ayuda humanitaria en el frente. Cuanto más se acercan a su meta, más peligroso y siniestro se vuelve el trayecto, cargado de miedos, dudas y peligros.

Bartas logra transmitirnos los sentimientos de la pareja protagonista: sus angustias, sus rencores, sus temores, sus dudas. Pasaremos toda la película junto a ellos, estén juntos o separados. Les seguimos desde su dormitorio al peor sitio posible hoy en Europa. Les acompañamos en los momentos menos interesantes, como cuando echan gasolina o cuando buscan sitio para aparcar. Pero también cuando los paran en las aduanas o cuando ligan con otra gente. Este paso de lo cotidiano a lo extraordinario funciona gracias a una dirección tan particular como certera.

Podemos dividir la película en dos mitades bien diferenciadas: El antes y el después de la llegada a Dnipro. La primera mitad, de Lituania a Dnipro, es la parte en la que se prepara la aventura. Podríamos considerar esta larga introducción banal y poco interesante. Sin embargo, todo elemento desempeña un papel crucial en la narración. Las ciudades tranquilas, las áreas de servicio desiertas, los controles rutinarios en las fronteras, el sueño, los snacks... Acciones y lugares rutinarios en los países de paz. El ritmo se mantiene gracias al montaje. Aunque no se nos enseñe aún ningún elemento consistente en relación con el objetivo de la pareja, los planos y escenas cortos otorgan cierta vivacidad a la película. A esto hay que sumar la actuación de los actores, como dos niños asombrados ante lo desconocido, que hacen que esta preparación antes de hacer frente al peligro se viva por el espectador con cierta expectación. Un momento en el que querríamos continuar hasta el final pero en el que también podríamos dar media vuelta para evitar problemas. A partir de aquí ya no habrá marcha atrás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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