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Voto de harryhausenn:
8
Drama Película sobre la ex primera dama estadounidense Jacqueline Kennedy (Portman), centrada en los días inmediatamente posteriores al asesinato de su marido John F. Kennedy en Dallas, el 22 de noviembre del año 1963. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jackie esquiva los estereotipos de manera pasmosa. No se trata en absoluto de un retrato de una mujer que acompañaba a un gran hombre. No pretende tampoco redimir ni justificar la figura de una mujer que siempre ha sido considerada superficial e ingenua, perteneciente de una aristocracia apolillada, como descubriríamos en los setenta con su prima y su tía en el clásico de culto Grey gardens. Jackie va mucho más allá de lo simple y reivindica a esta mujer como la creadora del mito de su propio marido cuyos ecos aún perduran. Creación que nace como rebelión ante el olvido de las clases políticas y las masas, como bien demuestra la escena en el coche fúnebre, donde ninguno de los presentes sabe quién fue Mckinley o James Garfield.

Larraín podía haberse limitado a firmar un thriller retratando la angustia y la confusión inmediata al asesinato. Incluso un melodrama académico al que le lloverían premios. En cambio, ni la dirección del chileno ni el consistente guión de Oppenheimer se adaptan a una fórmula de éxito que garantice la aceptación por parte del gran público.

En la película la protagonista evoluciona pasando por tres etapas: La anterior al suceso, con una primera dama tensa y temerosa, siguiendo órdenes, que mostraba el interior de la Casa Blanca como justificación. Ante los rumores de derroche de dinero público, la señora Kennedy abre las puertas del mítico edificio para demostrar que convertir la residencia presidencial en museo era la mejor forma e representar los ideales del país.

La segunda etapa sería justo tras el atentado, un segmento de terror y desorientación. La protagonista se encuentra en shock tras la conmoción. La que vemos al quitarse el vestido manchado de sangre, la que no sabe qué decirle a sus hijos, la mujer que vemos errando en la habitación marital para evitar meterse en esa cama vacía, Finalmente, la tercera etapa sería la del exilio del reino, la que condena a la heroína al ostracismo y al olvido. Una mujer que se resiste a que la grandeza de los valores y proezas de su marido desaparezcan de las memoria del siglo XX y que la obligan a preparar contrarreloj el adiós a la vida pública con la cabeza bien alta, sola y vulnerable siguiendo un ataúd por las calles de Washington; enterrando a su marido en un lugar digno de un presidente que recuerde al mundo que una vez, durante un tiempo, existió un reino de esplendor, un Camelot.

Oppenheimer redacta un texto en el que las acciones de esta mujer fueron claves para analizar la amplitud de la figura de JFK. Además, situando el centro de la narración en la entrevista posterior, la fuerza de los hechos se multiplica al mostrarnos una Jackie rencorosa con el mundo, ermitaña y sarcástica que rememora los acontecimientos, que bien parecen haber ocurrido hace mucho, mucho más de una semana; como si se tratase de un fantasma del pasado que tortura a la mujer. Por otro lado, el prodigioso montaje de Larraín, como un buitre que ronda en círculos a su presa moribunda, salta del presente al pasado, a los momentos tanto anteriores como posteriores del magnicidio, cual sombra de cazador que acecha a los espectadores. Gran hazaña la de destruír varias líneas narrativas para recomponerlas y desordenarlas, consiguiendo aligerar el ritmo.

Por último, mención especial a Natalie Portman, por su dominio de los gestos y los tonos de voz que hacen que olvidemos a la actriz y sólo vemos el personaje. Incluso tan sólo al verla caminar adivinamos la expresión de su rostro aunque un velo le tape la cara.
harryhausenn
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