Desde 1948, momento en que se efectúa la partición de Palestina y se crea el Estado de Israel -por entonces inevitable e imprescindible reparación histórico-humanitaria que termina situando a una población de mayoritaria cosmovisión occidental en un lugar del mundo culturalmente opuesto-, más la inmediata declaración de guerra de parte de los árabes, se inicia una escalada de tensiones permanente que trajo como consecuencia sucesivos conflictos bélicos e imperecedera tensión a una región donde no solo se han jugado cuestiones inherentes a ambos pueblos, sino también intereses geopolíticos internacionales que agravaron lo que hoy x hoy parece ser un dilema imposible de resolver pacíficamente. Y menos aún por las armas.
Esta película se centra en las contradicciones internas de los sectores palestinos más y menos beligerantes (la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania y Hamas, operando en la Franja de Gaza). Y lo hace a través de una historia en la que un jóven palestino de difícil personalidad, habitante de Belén y hermano menor de un terrorista, es cooptado por un agente de la inteligencia israelí para oficiar de informante.
Como previsiblemente las cosas no podían salir bien, no lo hacen. Y es en ese contexto que discurre la historia, la cual ocupa acciones puntuales de los protagonistas más que reflexiones sobre la cuestión general.
Para quien pueda ver el film despojado de todo prejuicio, es una buen película, con suspenso, acción, aceptables actuaciones, etc. Pero claro, propio de un relato basado en una estructura trágica, no puede más que quedar subsumida en su "sino" fundacional.
Que la película está sesgada por una visión israelí fragmentada, no caben dudas, aunque tampoco la descalifica totalmente el enfocar solo una parte de la cuestión, en desmedro de un abordaje más amplio del tema.
En síntesis, como realización cinematográfica, la recomiendo.