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Voto de pjrf:
9
6,5
7.389
Drama. Romance. Ciencia ficción
El chef Michael (Ewan McGregor) y la investigadora Susan (Eva Green) se conocen y se enamoran mientras se extiende por toda Europa una grave epidemia que priva a la gente de sus percepciones sensoriales. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2012
74 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica menciona hechos importantes de la película, por lo que me veo obligado a escribirla entera bajo la señal de "spoiler".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Nostálgicos, sentimos dolor, impotencia y culpa por aquellos recuerdos que se esfuman al dejar de oler, y con pánico nos atiborramos ansiosamente del sabor de la vida antes de perder el gusto, como la última cena de alguien condenado a ser ejecutado. Gritamos escandalizados, furiosos y asustados por el silencio que se aproxima, para que luego en el apogeo la luz más intensa jamás vista nos sumerja de repente en la eterna oscuridad, pero antes perdonemos y valoremos lo que es estar vivo.
¿Y cuál es el mensaje de esta admirable y estremecedora película? Se podría interpretar que en principio es aquella locución latina bien conocida por todos, “Carpe diem quam minimum credula postero”, que se ha adaptado a nuestro tiempo, traduciéndola por “aprovecha el día y no confíes en el mañana.” Sin embargo, este mensaje parece ser demasiado sencillo y plano, porque en realidad existe una esfera mucho más profunda en este film. Y es que como dijo Saint-Exupéry, lo esencial es invisible a los ojos, mas ahora también lo es al olfato y al gusto, y también al oído.
El hombre lo había perdido todo y la forma de darse cuenta ha sido radical. David Mackenzie, con su magistral dirección, nos enseña una vital lección, haciéndonos experimentar progresivamente la angustiosa pérdida de toda percepción sensitiva por una misteriosa e inexplicable epidemia, para centrarnos en lo esencial, lo eterno, y olvidemos lo demás, lo banal y prescindible, como ha debido hacer por fuerza cada habitante de ese decadente mundo imaginario en el que la humanidad se desvanece. Estos habitantes van afirmando, o intentando hacerlo, durante todo este proceso de muerte sensorial que la vida sigue pese a sus vicisitudes, pero no es hasta el final que nos damos cuenta de cómo continúa en realidad, cuando, no fácilmente, Susan y Michael quizá alcanzan por fin lo esencial.
Entonces, ¿qué es lo esencial?, ¿podría ser el amor?, ¿qué otra cosa si no?
¿Y cuál es el mensaje de esta admirable y estremecedora película? Se podría interpretar que en principio es aquella locución latina bien conocida por todos, “Carpe diem quam minimum credula postero”, que se ha adaptado a nuestro tiempo, traduciéndola por “aprovecha el día y no confíes en el mañana.” Sin embargo, este mensaje parece ser demasiado sencillo y plano, porque en realidad existe una esfera mucho más profunda en este film. Y es que como dijo Saint-Exupéry, lo esencial es invisible a los ojos, mas ahora también lo es al olfato y al gusto, y también al oído.
El hombre lo había perdido todo y la forma de darse cuenta ha sido radical. David Mackenzie, con su magistral dirección, nos enseña una vital lección, haciéndonos experimentar progresivamente la angustiosa pérdida de toda percepción sensitiva por una misteriosa e inexplicable epidemia, para centrarnos en lo esencial, lo eterno, y olvidemos lo demás, lo banal y prescindible, como ha debido hacer por fuerza cada habitante de ese decadente mundo imaginario en el que la humanidad se desvanece. Estos habitantes van afirmando, o intentando hacerlo, durante todo este proceso de muerte sensorial que la vida sigue pese a sus vicisitudes, pero no es hasta el final que nos damos cuenta de cómo continúa en realidad, cuando, no fácilmente, Susan y Michael quizá alcanzan por fin lo esencial.
Entonces, ¿qué es lo esencial?, ¿podría ser el amor?, ¿qué otra cosa si no?