Un romance atípico. Romance, por llamarlo de algún modo. Porque es desconcertante el desarrollo caótico de una boda tan extraña. Ciertamente, es más bien una comedia, si definimos comedia como esperpento. Por supuesto, me he reído. Porque más que una celebración, vivimos la típica reunión familiar en la que no se soportan, con lo cual nos encontramos un puñado de personas resentidas cuchicheando a las espaldas de los demás, criticando con descaro y soltando indirectas hirientes todo el rato. Desde luego, es divertido el ambiente familiar que nos regala la ceremonia.
No obstante, la historia principal, es indecisa. Una novia a la espera de ser rescatada el día de su propia boda, pero que al mismo tiempo parece decidida a casarse con su prometido. ¿Se casará con su prometido? ¿Huirá con su antiguo amante? Reconozco que consigue mantenernos en tensión, a la espera de conocer cómo terminan los enamorados, porque el espectador se enamora con ellos. Pero también reconozco, que el romance me ha perdido por el camino. En principio, me estaba pareciendo una historia de amor más que aceptable, contada a través de los recuerdos de unos protagonistas bastante creíbles, pero finalmente, no era lo que me esperaba que sería. Desde luego, predecible no es.
Aunque al margen de su decisión final, me parecieron interesantes los diálogos en los que intentan describir a la protagonista, quien parece siempre a la espera de que los demás decidan por ella para no sentirse culpable de las consecuencias. ¿Es posible ser feliz dejando nuestro destino en manos ajenas? De todas formas, me repito, lo que más me entretuvo de la película fueron esas conversaciones absurdas entre los diferentes familiares.