Que Michael Mann está en baja forma ya viene siendo un hecho contrastado. No hay más que echar la vista atrás y recordar Corrupción en Miami para comprobar lo que digo.

Enemigos Públicos viene estando sobrevalorada desde hace dos meses. Un bombardeo intensivo con el tráiler, con la canción de Otis Taylor "Ten million slaves" de su álbum "Retomando el banjo" teorizando sobre un hipotético duelo interpretativo entre Jack Sparrow y Batman ya me daba a mí en el olfato que rezumaba marketing desde varios kilómetros. Y así ha sido.

Que Johnny Depp es un intérprete sobresaliente y que es un seguro de vida para casi cualquier película (excéntrica), es innegable. Ahora bien, que se está pasando al bando de lo comercial (ése que tanto dice detestar), está empezando a ser una desagradable verdad.

Enemigos Públicos no es una mala película, pero no es una "OBRA MAESTRA", como afirman algunos. En mi opinión es una película hecha a medio gas por un director que ya ha demostrado antes que puede hacer buen cine negro. Y aunque Mann tiene una incuestionable predilección por las películas de criminales y policías, Heat se mantiene, para mí, como la insuperable hermana mayor del resto de sus obras actuales.

La película tiene, a mi entender, tres grandes lacras: es demasiado larga para lo que cuenta (dos horas y media para una historia plagada de personajes desdibujados cuando no planos, siendo el propio Dillinger un personaje simplón que no le pega a Depp, actor capaz de mejores y más difíciles interpretaciones), la relación entre Marion Cotillard y Depp es, sin ironizar, absurda e increíble (un copia y pega en el guión muy mal planteado al que, craso error, Mann confiere bastante relevancia en su cinta), y, finalmente, las escenas de acción (si es que se pueden llamar de acción), muy presentes en la cinta, dan la sensación de ser una sucesión de turnos entre unos policías ineptos y poco cualificados y unos gángsters carentes de carisma alguno.

En conclusión: una película mediocre para lo que Mann puede ofrecer. Hay leños para hacer una buena hoguera, pero carece de la chispa que encienda el interés del espectador.

Lo mejor- El esfuerzo (en vano, al final) de Johnny por salvar una historia vacía.
Lo peor- Mucho ruido, y pocas, muy pocas, nueces.