Al principio era bastante escéptico y reacio a ver esta película grabada en una nave con las casas dibujadas en tiza en el suelo, donde los actores hacen que abren puertas imaginarias, los primeros momentos del metraje no conseguía pensar mas que en ello, parecía una obra de teatro del colegio. Pero en esto que de pronto… magia, mi mente se liberó de esas ataduras y ya solo tenia ojos para las maravillosas e intensas actuaciones, sobre todo de una talentosa y bella Nicole Kidman . El director había conseguido su propósito, me había inmerso en su historia, estaba atrapado en Dogville, ya conseguía ver las descascarilladas fachadas de las casas, el duro y escarpado paisaje montañoso, los huertos con bayas, la antigua mina abandonada.

Tengo una amiga que siempre me dice que odia las películas de Lars Von Trier por que en ellas siempre acaba humillando y mancillando a una mujer, pues en este caso creo que no podría estar más equivocada, el director danés es mucho más inteligente que eso, y con Dogville demuestra que sus películas son tan profundas que puedes estar pensando en ellas y sacando conclusiones de su mensaje durante días. Para mí es un placer recordar su final y darle vueltas y vueltas en la cabeza a las enseñanzas y moralejas que se esconden en las esquinas de Dogville, ese pueblo que al no tener paredes, desnuda el interior no solo de los hogares, si no de las almas de una comunidad aislada pero supuestamente civilizada, dejándonos ver sus más oscuras sombras ocultas bajo el dulce manto de la hipocresía y la doble moral.

A partir de aquí, no tengo más remedio que desplazarme a la zona spoiler ya que creo que el final de Dogville es tan brutal, devastador y al mismo tiempo iluminado, que sería una pena desvelar cualquier detalle.

Donde muchos dicen Von Trier pedante yo digo genio.