Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Javi McClane:
2
Comedia. Terror Pese a su devoción por el pueblo de Salem, Hubie Dubois (Sandler) reconoce que la noche de Halloween no es precisamente la más atractiva para los jóvenes desde hace unos años. En esta ocasión, no obstante, algo distinto está a punto de suceder, y sólo él podrá salvar esta mágica noche. (FILMAFFINITY)

8 de octubre de 2020
35 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Sandler es un cómico conocido por todos. Algunos le odiarán y otros le amarán, pero nadie puede negarle su exitosa carrera. Personalmente me decanto por el segundo grupo, ya que suelo disfrutar con sus comedias, pero eso no quita que cuando sufro un bodrio protagonizado por él (que no son pocas veces…), lo afirme sin ningún tipo de tapujos.

Hace unos años, y después de comprobar que sus últimas películas ya no eran tan rentables ni generaban el mismo interés entre el público, al menos en lo que respecta a los cines y la taquilla, firmó un millonario acuerdo con Netflix para ofrecer películas en exclusiva protagonizadas y producidas por él mismo. De dicho acuerdo han surgido entretenidas propuestas como Criminales en el mar o La peor semana (que, seamos sinceros, tampoco eran nada del otro aquel), pero también mediocridades como The Ridiculous 6.

Pues bien, su nueva propuesta, El halloween de Hubie, es otra insufrible bobada del nivel del último ejemplo, entrando, de lejos, en el panteón de las peores películas de Adam Sandler, al mismo nivel de (y esto que voy a decir es fuerte…) Jack y su gemela. Imaginaos por dónde van los tiros. La verdad es que el horrible tráiler no daba lugar a equívocos, esperando una tontería más de Netflix, con un Sandler más preocupado de cobrar el jugoso cheque que de ofrecer algo decente, en un producto de usar y tirar. El problema es que es todavía más mala de lo que cabría esperar, que ya es decir.

Y es que estamos ante una oportunidad perdida de ofrecer algo mínimamente entretenido, ya que tienes a un gran cómico, en el marco de Halloween (adoro ese día), con un producto perfecto para esas fechas y con un misterio que podría haber dado mucho más de sí. Pero nada, al final ofrecen una nueva propuesta vacía que desaprovecha vilmente todos los elementos que tiene a su alcance.

Poco se puede decir de la dirección, ya que desaprovecha el entorno y la temática de la que dispone, en una realización perezosa y plana. Sorprende, porque el realizador es el mismo que el de la muy superior Little Nicky, un film de hace veinte años y que lucía mucho mejor que la memez que nos ocupa. Pero en fin, esto es lo que hay.

En cuanto al guion (cortesía del propio Sandler y otro genio, lo cual es bastante preocupante), no hay por donde cogerlo. Mi teoría es que un buen día el señor Sandler y su compañero de fechorías se personaron en un instituto, dispuestos a realizar un brainstorming (lluvia de ideas, para que nos entendamos todos) de los de toda la vida, con la esperanza de recoger las suficientes ideas para componer su nueva obra maestra. El problema es que se equivocaron de clase y acabaron en una guardería (con todos mis respetos a los infantes), porque tela el nivel… tela. Es que ni un mono con un boli…

Personajes que ocupan minutos y no aportan absolutamente nada (haciendo que la duración sea superior de lo deseado), escenas ridículas que causan el bochorno absoluto o ausencia total de risas o de terror (aunque se trate de una comedia, se podría haber aprovechado la ambientación y la fecha en que sucede la trama), en un sinfín de ejemplos que denotan que estamos ante un desastre indefendible.

Adam Sandler vuelve a ofrecer un registro similar al mostrado en la también mediocre (aunque no tan lamentable) El aguador (The Waterboy) o la mencionada y genial Little Nicky. Personalmente le prefiero en su faceta chulesca y sarcástica, desplegada en films muy superiores como Un papá genial, Sígueme el Rollo o Pixels (film a reivindicar y uno de los mejores de su extensa filmografía), que no haciéndose pasar por una persona con disminución psíquica. Pero eso ya…

En cuanto al resto del reparto, no sorprende en absoluto ver a los de siempre, como es el caso de Kevin James, Rob Schneider o Steve Buscemi (aunque sigue chocando que acepte cosas así, por muy amigo de Sandler que sea), pero sí que duele (y mucho) ver a actores de la talla de Ray Liotta o Michael Chiklis (los cuales vivieron tiempos mejores) haciendo el idiota en un producto de estas características. No se merecen algo así, y que nadie me venga con lo de que se lo están pasando en grande, porque no cuela… aquí no.

En conclusión, estamos ante una aberración, un subproducto que jamás debería haber visto la luz, y donde solamente sus actores (Sandler y sus amigotes, porque los otros…) se lo pasan en grande, generando más bochorno que risas, en una “comedia” que no recomendaría ni a mi peor enemigo. Dolorosa hasta decir basta y una soberana tomadura de pelo.

Y sí, lo sé, muchos disfrutarán con esta soberana estupidez, espectadores conformistas que se niegan a exigir unos mínimos de calidad a Netflix. Yo tampoco soy tan exigente, pero es que hay cosas que no paso, y esta pérdida de tiempo absoluta es uno de esos casos en los que hay que levantar el puño y la voz y decir claramente: no, por aquí no.

Cada cual con su conciencia, pero igual que os reconozco mi cariño por Sandler, también os confirmo que a veces dan ganas de dejarlo abandonado en una isla desierta durante algún tiempo, porque su última película es merecedora de cadena perpetua. De lo peor del año, sin lugar a dudas. Adam, por favor… respeta a tu público.

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow