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Voto de Javi McClane:
6
Documental Documental en tono de comedia sobre la historia de los alucinógenos, que se apoya en animaciones y recreaciones para ilustrar los alucinantes "viajes" de varios famosos.
11 de mayo de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prácticamente no hay semana en que la plataforma Netflix (que está aprovechando el confinamiento mundial como nadie) no saque algún documental, siendo en esta ocasión la novedad uno sobre las drogas y sus efectos, contando experiencias de famosos actores, cómicos y cantantes con un tono jocoso y surrealista, en una combinación tan hilarante como original.

Lamentablemente, todo se queda en una declaración de intenciones, ya que, aunque no estamos ante una pérdida de tiempo ni ante un producto mediocre, si que se trata de un documental que quiere tocar demasiados palos, quedándose en tierra de nadie, siendo una propuesta tan curiosa como olvidable.

El documental es una sucesión de entrevistas a artistas conocidos (otros quizás no tanto, y menos si no eres conocedor de la cultura cómica americana), como Ben Stiller (que curiosamente recuerda una divertida anécdota con su padre, Jerry Stiller, fallecido en el día de hoy, estreno del documental), Sting o Carrie Fisher (bastante chocante, ya que falleció a finales de 2016, hace cuatro años... ¿cuándo se rodó este documental?), así como infinidad de actores y cómicos de toda índole (a destacar las participaciones de mis queridos Adam DeVine y Robb Corddry).

Las historias contadas en las entrevistas sobre sus experiencias con el LSD y otros alucinógenos se plasman mediante recreaciones animadas o escenas con otros intérpretes, añadiendo una sucesión de sketches desternillantes que pretenden parodiar los vídeos didácticos que ponen en los colegios en contra de las drogas (a mí me pusieron de pequeño una película, y os aseguro que no era nada divertida...).

Es en el recurso de usar animación y momentos paródicos donde radica la grandeza del documental, porque no se toma muy en serio a sí mismo, siendo un absoluto acierto, ya que se nota que su objetivo máximo es entretener y divertir al espectador, y más si conoce este mundo de cerca (no es mi caso, por si os lo estáis preguntando).

No obstante, su mayor acierto es también su talón de Aquiles, ya que se centran demasiado en entretener y buscar los momentos absurdos, descuidando el interesante debate que ponen sobre la mesa, que no es otro que el uso de las drogas de forma medicinal, ya sea en pacientes terminales o con problemas mentales. 

El hecho de que se pase de forma tan superficial por ese importante asunto hace que el documental caiga en saco roto, siendo un producto distendido para pasar el rato pero poco más. El documental apenas dura unos escasos ochenta minutos (haciendo que no se haga pesado en ningún momento), y creo que si se hubiese dedicado una gran parte (o se hubiese ampliado la duración del mismo) al análisis y la discusión en torno a ese mensaje habría quedado algo más digno de recuerdo, y no una mera curiosidad que destaca como producto diferente (no recuerdo algo similar) pero que será olvidado al no dejar huella alguna en el espectador.

En conclusión, estamos ante un original y desenfadado documental sobre las drogas y sus efectos, que lamentablemente no da en la diana y se queda en tierra de nadie, al fallar en su mensaje y centrarse demasiado en las risas, obviando asuntos más que interesantes. Una pena, pero se deja ver. Eso sí, no apto para conservadores.

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Javi McClane
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