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Voto de Javi McClane:
2
Serie de TV. Comedia Un empleado de soporte técnico se convierte en el mensajero involuntario de Dios.
15 de junio de 2022
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘El idiota preferido de Dios (God’s Favorite Idiot)‘ es la nueva serie de Netflix, una comedia escrita y protagonizada por Melissa McCarthy y su marido Ben Falcone, el cual parece obcecado en destruir la carrera de su esposa. Lo sé, es una afirmación bastante fuerte, pero para darle sentido y validez, conviene hacer un repaso por las producciones en las que ambos han colaborado como director (y guionista) y actriz, para que entendáis mejor el problema. La primera colaboración fue en la correcta ‘Tammy‘, que podría decirse que es la mejor de ambos. Un caso excepcional, ya os lo adelanto.

Después vino la olvidable ‘Es la jefa (The Boss)’, y lo mismo se puede decir de ‘El alma de la fiesta (Life of the party)‘, sin olvidar la absurda e insustancial ‘Superintelligence’, o la terrible ‘Patrulla Trueno (Thunder Force)’. Lo veis, no me invento nada, y con echar un vistazo a los últimos trabajos de la genial actriz, basta para darse cuenta de que algo pasa con su carrera, y ‘El idiota preferido de Dios‘ es un nuevo clavo en su ataúd, porque sí, es otra memez.

Técnicamente la serie luce muy pobre, notándose que el presupuesto ha sido mínimo, seguramente destinado a pagar a McCarthy (aunque la serie no deja de ser suya). No obstante, en esta ocasión no se puede culpar al bueno de Falcone, porque la dirección corre a cargo de otro compañero, presentando un estilo visual digno de la década de los 90 (siendo generoso), y con unos efectos visuales lamentables. Bueno, es Netflix, así que sorpresas cero.

En cuanto al guion, se cree más original de lo que realmente es, con un punto de partida que no se sabe aprovechar, siendo lo más grave que sea una comedia sin gracia. Y mira que lo intentan, con una incesante verborrea y constantes gags visuales, confiando demasiado en la química entre sus dos protagonistas, pero todo se queda en un pequeño chiste sin sentido, que no invita ni a la sonrisa, y que se queda a medias de todo. Dudo que esta propuesta vaya a contentar a demasiados espectadores.

Melissa McCarthy se vuelve a entregar a la causa, notándose que se cree su papel (bueno, lo ha escrito ella) y que quiere dar lo mejor de sí misma pero…, vuelve a hacer el mismo papel de siempre. Hace unos años os habría dicho que estupendo, que me encanta como actriz y que puede hacer lo que le de la real gana, pero ya cansa que repita los mismos tics de siempre, demasiado acomodada en su espacio de confort. Ojo, no digo que su actuación sea mala, pero hace de sí misma, y apetece verla en otros registros, porque ya conocemos sus trucos, y eso evita que despierte las mismas carcajadas, hasta el punto de que ni están ni se las espera.

Ben Falcone convence en su papel de perdedor, con un personaje que le viene como anillo al dedo (lo sé, es ofensivo, pero es lo que hay). Él lo sabe (también ha metido mano en el guion) y lo aprovecha, con una interpretación más que correcta. Una pena que se quiera cargar la carrera de su esposa, porque en caso contrario me despertaría simpatía, pero ni perdono ni olvido.

En conclusión, otra serie más de Netflix para olvidar, y una prueba más de que McCarthy y Falcone deberían dejar de trabajar juntos, por el bien de la primera, y el sentido común del segundo, ya que cada vez van a peor (bueno, tampoco hay que pasarse, que ‘Patrulla Trueno’ todavía escuece…), y si nadie pone remedio, habremos perdido a una gran actriz. Mientras tanto, toca sufrir su nueva comedia en pareja. ¿Algún día terminará el dolor? No tiene pinta…

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Javi McClane
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