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Voto de Javi McClane:
4
5,0
270
Serie de TV. Animación. Acción. Aventuras. Comedia Un agente secreto muy apuesto y su equipo de superespías de la comunidad LGBTQ se embarcan en todo tipo de aventuras extraordinarias.
3 de septiembre de 2021
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de ser una serie LGBTQ, Comando Queer (Q-Force) ha aterrizado en Netflix sin hacer apenas ruido (que sorpresa…) y con la promesa de ser una propuesta que haga justicia al colectivo y los represente. Todos sabemos que hacen falta más producciones de esta índole, con unos estudios y compañías cada vez más propensos a dar el paso. El problema es cuando basas toda tu premisa en la orientación sexual de tus personajes y te echas la siesta, conformándote con poco y creyendo que tu serie la va a ver todo el colectivo por estar diseñada para ellos, olvidándote de algo tan básico como la calidad de tu producción. Pues eso es precisamente lo que ha sucedido con Comando Queer, que sin ser un despropósito, tampoco tiene ningún elemento que justifique su visionado, por mucho que las intenciones sean las mejores del mundo.

La animación es simplona, con unas escenas de combate y persecuciones que no están mal, pero que tampoco logran que la serie destaque en este apartado. Se notan las limitaciones presupuestarias, siendo otra prueba de que los de arriba no estaban demasiado interesados en su propia propuesta, confiando en que hablarán de ella por ser una producción LGBTQ, que es lo que sucede con infinidad de productos con mensaje que se creen superiores por sus pretensiones (crítica social), pero que luego están más vacíos que el alma de un político. Y no, no voy a dar nombres…

La serie tiene una necesidad imperiosa de recordarnos que es pro LGBTQ a cada minuto. Sí, nos hemos enterado, pero fuera de eso, ¿qué más tiene que ofrecer? En realidad nada, siendo otra propuesta de espías que ya hemos visto todos. Es como si los responsables esperasen que por la temática de la serie ya tuviesen la apuesta ganada. Y es que muchos todavía no se han enterado que las producciones de este tipo tienen una doble responsabilidad, siendo por un lado el mensaje que dan, y por otro, y no menos importante, ser productos de calidad que no den motivos a los detractores para criticar el resultado final. Aquí nos encontramos con buenas intenciones, pero no es suficiente, siendo una serie que no está a la altura ni como propuesta de animación ni como producción LGBTQ, siendo un quiero y no puedo que se queda a medias de todo.

Tampoco digo que sea un desastre, pero es obvio que los objetivos no se han alcanzado, haciéndole un flaco favor al colectivo si inundas tu serie de constantes referencias y clichés que rozan la parodia. No negaré que hay algunos gags divertidos, pero no creo que sea buena idea aclarar, a cada minuto, la sexualidad de los personajes. ¿Es realmente eso lo único que los identifica? ¿Qué son gays? Pues a lo mejor me he perdido algo, pero creo que la producción promueve lo contrario de lo que se supone que quiere transmitir, que no es otra cosa que no definir a una persona por su sexualidad. Creo que hay productos LGBTQ mucho más inspirados e interesantes, los cuales destacan por sí mismos sin tener que recurrir de forma constante a la sexualidad de sus protagonistas. Diferencias.

Por cierto, y para redondearlo todo, en el doblaje español hay un incesante y doloroso lenguaje inclusivo (aunque no sé si es correcto llamarlo así), como el “nosotres”. Creo que algunos individuos, perdón, “individues” (no daré nombres, pero todos sabemos quiénes son) han hecho mucho daño a la cultura y al sentido común, siendo un atentado para los oídos, ya que cada vez que el personaje principal dice esas estupideces, le hace parecer idiota, cuando se supone que es un tipo inteligente y sagaz. Como he indicado, esto no sucede en la versión original, siendo una metedura de pata por parte de Netflix España. Si querían más motivos para recibir críticas, han cumplido la misión, pero aquello de “que hablen mal de ti pero que hablen” creo que pasó a mejor vida con el auge de las redes sociales. Ellos verán, pero que le resta calidad y sentido a la serie es más que seguro.

En conclusión, estamos ante una serie animada que no da con la tecla adecuada, siendo conformista y perezosa al depender de su temática gay como único recurso y valor destacable. Sí, hacen falta más producciones LGBTQ, pero por favor, que estén más cuidadas, porque siempre habrá el doble de ojos mirando (obviamente esperando el descalabro) y no se puede caer en el error de ofrecer propuestas que no estén a la altura. Al final se hace más daño, aunque las intenciones sean otras. No es un desastre, pero sí lo suficientemente insustancial y olvidable como para no recomendarla. Una pena, porque habría estado genial que hubiese sido una de las sorpresas del año. El colectivo lo merecía. El resto de espectadores también. Otra vez será.

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Javi McClane
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