‘Gunther, el perro millonario (Gunther’s Millions)‘ es una serie documental de Netflix que trata (o al menos es como se vende) sobre la vida de Gunther, el perro más rico del mundo (fortuna heredada, todo sea dicho). Con esta premisa cuesta decir que no, por lo hilarante del asunto, pero el problema es que sus responsables prefieran centrarse en las sanguijuelas que se aprovecharon de la fortuna del perro, en una suerte de ‘Tiger King‘ que aburre y suena a ya visto.

Y es que el pobre Gunther es un secundario en su propia historia, siendo una serie documental sobre unos vividores que coquetearon con la ilegalidad, queriendo jugar a ser otro true crime (y van…), pero errando en todos sus frentes. Hablamos de cuatro episodios de cuarenta minutos cada uno, cuando se podría haber contado lo mismo en hora y media (o menos…), ya que se nota que sus responsables dan vueltas sobre lo mismo, una y otra vez, para estirar el chicle y convertir en serie lo que podría haber sido una película. Netflix… qué os voy a contar.

Y eso es todo, porque estamos ante una producción tan decepcionante y olvidable que poco más se puede decir al respecto, más allá de que no perdáis el tiempo. Basta con leer las críticas profesionales (las cuales la han machacado, cuando es complicado que un documental reciba malas reseñas), para saber que estamos ante un producto fallido, oportunista y que quiere ser ameno y desenfadado, con unos puntos cómicos que jamás aciertan, pero que acaba siendo soporífero y prescindible. Lo dicho, Gunther merecía algo mejor. Y lo espectadores, también.

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