Los Wachowski saltaron a la fama con este sueño húmedo del entonces Larry, ahora Lana. La historia se resume así en que la “esposa” (por lo civil o por lo criminal) de un mafioso de medio pelo se encariña de la masculina lesbiana que está reparando y poniendo a punto (como hará con ella) el piso contiguo.

Dicho esto, como film de enredos, tiene un cierto nivel, pero es aquí en lo único que lo tiene. Su trama es confusa y enrevesada, demasiado para una situación tan obvia. Sus personajes son cortos de entendederas, lo suficiente como para que uno se espere que vayan a fracasar,... tanto es así que tan solo la tensión sexual salva muchas de las escenas del film.

Y con todo esto, llegamos al racord. En una producción de cierto presupuesto y escenarios y reparto tan modestos, cuando uno necesita un plano lo puede repetir. No se aguanta con lo que hay, y si lo hace intenta disimular las incongruencias con unos efectillos del tres al cuarto (por dios, que tres años más tarde estaban enfrascados en Matriz). Pues aquí no hacen ninguna de estas cosas, hay pelos peinados de una forma en un plano que cuando enfocan desde otro ángulo cambian, y cuando se vuelve al plano original lo mismo pasa con el peinado... Falta de atención es la única respuesta.

Por último, sobre la sensualidad de los protagonistas... sorprende un poco que hayan colocado a la ardiente Gina Gershon como la comedida hacia fuera y a la embutida Jennifer Tilly como la lenguaraz. Yo, al menos, lo habría hecho al revés.