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España España · Córdoba
Voto de poverello:
7
Drama. Bélico Narra la resistencia de los obreros ferroviarios bretones contra la ocupación nazi. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvando las claras distancias, La bataille du rail, realizada realmente en 1945, puede considerarse precursora de los filmes neorrealistas de posguerra de Rossellini: Roma, ciudad abierta y Alemania, año cero. Como las más evidentes resonancias, en primer lugar, se avanza la ausencia de un protagonista principal desde el que enfocar toda la trama y con el que identificarse. El héroe es la resistencia, el grupo... la lucha por la libertad de la que todos y todas somos responsables. Y en un segundo plano, no por ello menos importante, la estructura cuasidocumental y exenta de artificios, tan típica del neorrealismo, y que ejerce sobre todas ellas un poderoso influjo dramático.

Por otro lado surgen a espuertas esas claras distancias que elevan a las dos obras de Rossellini a la categoría de obras clásicas y dejan a la de Clement en un interesante y notable punto intermedio. El patriotismo y exaltado homenaje de Clément a sus compatriotas, y que también es pura emoción en Rossellini, no impide al maestro italiano mostrar y diseccionar el absurdo de la guerra, de la destrucción a la que avoca a cada uno de sus protagonistas (como ya hiciera de forma magistral el gran Jean Renoir años antes con La gran ilusión), siendo sin duda mucho más duro, más cruel y despiadado, y te deja seco de manera casi constante desde los propias imágenes de las ciudades derruidas y de unos rostros calcinados por el desastre y la pérdida. Clément es más elemental, y solo en muy contados momentos del filme (los fusilamientos de manera muy concreta) se "desvía" de su buena fe. Y sobra, muchísimo, esa impertinente voz en off de sus primeros veinte minutos de metraje, innecesaria en los genios, y que remarca en exceso el carácter realista del filme consiguiendo el efecto opuesto, que en ocasiones creas que estás viendo el NO+DO. Afortunadamente, ese aporte -o "desaporte"- es mínimo, y al final te queda ese regusto agradable, nada manido, de que acabas de ver algo así como el principio de algo. No perfecto, pero sí distinto, y en esta época tan difusa y dispersa en lo creativo es un oasis de paz en tanto desierto.
poverello
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