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Voto de Chris Jiménez:
7
Comedia. Drama Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. ... [+]
29 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divisas, alzas, inversionistas, balances, puntos de resistencia, precios ascendentes, cuentas de inversión, contratos de moneda, "pips", "thin tradings", "spots"...
Todo ello perfectamente cohesionado y funcionando como un organismo vivo, todo en base a un objetivo: el interés, el beneficio propio, el ganar un montón de dinero contante y sonante. Así funciona Wall Street.

Si hay alguien que conozca bien ese mundo de acciones, riquezas y depredadores bursátiles es sin duda Jordan R. Belfort, uno de los más famosos y exitosos brokers que existen, nacido en el Bronx en el seno de una familia judía de clase media y que, tras fracasar en la bolsa de Wall Street, acabó fundando de la nada su propia empresa, Stratton Oakmont, con la que se hizo (asquerosamente) rico llevando una vida de depravación y excesos sin límites, hasta que cayó preso del F.B.I. siendo condenado por fraude. Su historia quedaría reflejada en la novela "The Wolf of Wall Street", escrita tras salir de prisión.
Una autobiografía en parte real, en parte ficción, que narraba su ascenso a la cumbre y su estrepitosa caída en el mundo de las finanzas, y por la cual Brad Pitt y Leonardo DiCaprio batallaron para conseguir sus derechos en 2.007, resultando ganador éste último y ofreciéndole el puesto de director a Martin Scorsese, quien empezó a trabajar en el guión antes incluso de embarcarse en su proyecto "Shutter Island". Años más tarde, tras barajarse varias productoras, el libro de Belfort sería adaptado por Terence Winter y respaldado por la compañía independiente Red Granite Pictures.

Un ambicioso joven recién llegado al corazón de Wall Street con la intención de hacerse rico, lo cual logrará a fuerza de estafar, robar y traicionar mientras su vida se va por la borda. Esta premisa, que poco importa si está ubicada en el universo de las acciones y las finanzas ("ya sé que no entendéis lo que estoy diciendo, […] la verdadera cuestión es […] que ganábamos tanto dinero que no sabíamos qué hacer con él", aclara Belfort), sirve al director para volver a construir una fábula sobre el ascenso al poder, el camino a la autodestrucción y el descenso a los infiernos en Norteamérica.
Se establece así una línea de sucesión directa con sus anteriores "Casino" y "Uno de los Nuestros", pues "El Lobo de Wall Street" funciona a modo de progresión, solo que reemplazando el mundo de la mafia italiana y del juego por el de los agentes de bolsa; pero además de progresión, la película se convierte en la síntesis del cine que Scorsese lleva haciendo desde los últimos cuarenta años. Como los protagonistas de los títulos citados, Belfort cuenta en primera persona la historia de su vida y nos mete de cabeza en el Wall Street de los '80.

De este modo se nos muestra la frialdad del mundo de los negocios, el ansia de fortuna y poder, las diferencias entre clase alta y media-baja y, por supuesto, la facilidad del ser humano para corromper su alma; de hecho, durante los primeros y tediosos 85 minutos vemos cómo logra llegar a lo más alto con la indiscutible clave del éxito para acabar absorbido en una vorágine de sexo, drogas y alcohol. Con la aparición de Denham el film parece inclinarse hacia la intriga y el suspense aunque sin abandonar la comedia negra delirante, depravada y de fastuosa magnitud que el director quiere vendernos como si de una obra maestra se tratase (Belfort es su perfecto reflejo).
Así, "El Lobo de Wall Street" se perfila en todo su metraje como un desenfreno psicotrópico que presenta el negocio bursátil caricaturizado de forma grotesca. A partir de las dos horas, donde hallamos la escena más graciosa de la película (cuando Belfort y Donnie caen presa de los lemmons, lo que nos traerá recuerdos de "Miedo y Asco en Las Vegas"), el universo tan protegido de los protagonistas empezará a desmoronarse. Esta destrucción masiva provocada por desafortunados giros del destino y errores fatales por parte de los abyectos personajes (más animales depredadores que seres humanos) terminará arrastrándolos a un torbellino de violencia y traiciones.

Pero un torbellino que ni siquiera alcanza la tragedia apocalíptica de "Casino" (los papeles de Sam y Ginger se invierten con Jordan y Naomi), apenas una abrumadora acumulación de muertes, desengaños y, sobre todo, de decadencias y bancarrotas morales; es el alto precio del triunfo, como bien recalca el padre de Belfort ("Con el viento se limpia el trigo...y los vicios con castigo"). Desquiciado, histriónico y totalmente descolocado, DiCaprio se convierte en el sucesor de sus admirados Nicholson y DeNiro con una interpretación que va más allá de lo imaginable, a veces cayendo en la aberrante exageración y otras sacando a relucir su aspecto dramático y sobrio.
Tras él, un Jonah Hill de lo más repulsivo, unos impagables Matthew McConaughey, Rob Reiner, Jean Dujardin, Ethan Suplee y Jon Bernthal y las preciosas Margot Robbie y Cristin Milioti (absolutos negativos); personajes reales e imposibles de simpatizar con el espectador (al menos el de clase media) cuyos nombres han sido cambiados para evitar problemas, arropados bajo una producción multimillonaria, una puesta en escena de ritmo frenético tan colorista como desasosegante y una genial banda sonora. "El Lobo de Wall Street", que en su primera semana arrasó en taquilla, recaudando casi 120 millones de dólares, es Scorsese elevado a la trigésima potencia, aún más inmoral, irreverente y descontrolado que de costumbre.

Pero eso no quiere decir que sea una obra maestra, ya que ni posee la esencia trágica de "Uno de los Nuestros" ni la épica de "Casino" (cuyas tramas, enmarcadas en el mundo de la mafia, resultan infinitamente más interesantes que la de la película que nos ocupa) ni la incisiva mirada del "Wall Street" de Oliver Stone.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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