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Voto de Chris Jiménez:
5
Thriller. Terror El film nos cuenta la historia de un grupo de adolescentes que se reencuentran con una amiga desaparecida hace una década. Cuando la chica cae inconsciente, la llevan al hospital, pero acabarán atrapados dentro de una laberíntica casa encantada. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos disponemos a entrar en un mundo al margen de la realidad, un mundo donde los espíritus que no descansan en paz aguardan para volcar toda su ira y donde se materializan nuestros temores más profundos.
Nadie saldrá con vida...

Efectivamente, el hombre que fuera aclamado en todo el Mundo por la creación de una de las más famosas sagas del terror oriental, con la cual capitaneó dicho movimiento junto a otros como Hideo Nakata o Kiyoshi Kurosawa, vuelve a sus orígenes tras un paréntesis de experimentación bastante irregular. Y es que Shimizu, que ya había pasado casi una década siguiendo una línea de trabajo constante con la que irremediablemente se encasilló en el "J-horror", optó por unirse a otros directores y probar su talento en algunos proyectos desligados de su habitual registro...
Pero los resultados dejaron mucho que desear: la paródica y descacharrante "Ghost vs. Alien", realizada junto a Keisuke Toyoshima, y una antología cómica de argumento increíble (por estúpido) y de mensaje poco agradable llamada "Hijoshi Zukan", no dejaron muchas opciones al director salvo regresar al género que le dio gloria y fama, algo que desde luego urgía para compensar la desastrosa segunda entrega de su "remake" americano de "Ju-on". Y lo hizo tomando el guión de Daisuke Hosaka (quien firmaría "Rabbit Horror" para él o la secuela de la muy innecesaria "Sadako"), adentrándose además en un terreno visual aún sin explorar: el 3-D.

"The Shock Labyrinth" comienza de forma directa y no menos perturbadora en el escenario que será el lugar central de la historia mientras se despliegan las numerosas pistas y motivos que adquirirán importancia conforme avancen los acontecimientos. Motoko, Rin y Ken son tres jóvenes que se reúnen tras un largo tiempo separados y que comparten una terrible experiencia vivida diez años antes, cuando visitando un parque de atracciones decidieron entrar en una casa del terror abandonada...pero un miembro de su grupo de amigos, Yuki, se quedó atrás y nunca salió.
Un hecho trágico que parecen haber enterrado en sus recuerdos y que emergerá con la repentina aparición de la chica en casa de Rin la misma noche del reencuentro. Shimizu plantea rápidamente la incógnita de lo sucedido sin abandonar en ningún momento esa sensación de extrañeza que envuelve a la historia (en la cual también tomará parte Miyu, la hermana pequeña de Yuki), presentada desde el punto de vista de Ken y donde el cineasta establece unas coordenadas de juego a todas luces intransferibles para confundir al espectador, sirviéndose de las elipsis temporales y una atmósfera angustiosa y terrorífica que irá acrecentándose con la llegada al solitario hospital, donde es fácil averiguar que la huida es imposible.

Tal como les sucede a los cuatro amigos, nosotros también somos arrastrados a las entrañas de ese lugar que poco a poco irá transformándose en el edificio donde Yuki se quedó encerrada para siempre, un abismo no afectado por el paso del tiempo en el cual ésta ejerce su poder para abrir la brecha entre realidad y fantasmagoría; mientras se recurre a ingeniosos "flashbacks" para conocer la verdad de lo sucedido, los protagonistas deberán enfrentarse a una venganza planeada desde el más allá que les descubre sus culpabilidades, rencores y sentimientos soterrados, tomando forma en un laberinto espectral donde se cruzarán con sus dobles o proyecciones del pasado.
Esta escisión entre presente y pasado y la colisión del mundo de los espíritus y los seres humanos de la cual se sirve Shimizu para conformar su intriga fantasmal recuerda, inevitablemente, a anteriores obras donde ya hacía uso de éstos y otros diversos elementos ya característicos de su cine, tanto argumentales (la narrativa no lineal, la tragedia familiar) como meramente estéticos (los muñecos inquietantes, el escenario donde varios personajes se quedan encerrados y viven experiencias paranormales); tanto es así que "The Shock Labyrinth" parecerá en un momento dado un pastiche de "Ju-on", "Marebito" o "Rinne", heredando de todos ellos sus motivos y temas.

La trama, cada vez más enrevesada, es conducida hacia la desestabilización total en un último tramo donde el director se propone desatar la pesadilla, convirtiendo su juego de misterio y confabulaciones en un delirio digno del más clásico y surrealista cine de terror...no obstante será incomprensible e innecesariamente coronada con un final cuya intención no es otra que la de darle un sentido lógico a todo lo anterior, quien sabe si por expreso deseo de Hosaka o del propio Shimizu (lo detallaré en Zona Spoiler), quien, entre tanto, aprovecha todas las posibilidades que le brinda el 3-D para sumergir al espectador en un espectáculo impactante.
De hecho, teniendo en cuenta la forzada y mediocre conclusión del film y las bastante insulsas interpretaciones ofrecidas por un elenco donde sólo cabría mencionar la de la guapa Misako Renbutsu, el aspecto visual (los efectos especiales, la fotografía, la ambientación) y la gran potencia onírica de la imaginativa puesta en escena es lo único realmente destacable de este cuento de horror situado a medio camino entre un "thriller" psicológico lleno de suspense y giros de guión con un estilo próximo al de Kiyoshi Kurosawa y una historia de fantasmas en la más clásica tradición del género.

Sí, con todos los tics y elementos del mismo y a menudo cayendo en el redundante exceso, cuyas trampas y pistas son más fáciles de adivinar y descubrir con cada visionado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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