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Voto de Chris Jiménez:
5
5,4
918
Thriller. Terror. Fantástico. Intriga. Ciencia ficción
En plena excursión escolar, el viento corta un bus por la mitad, decapitando a todas las chicas excepto a Mitsuko, que logra escapar para llegar a su colegio. Ahí encuentra, de nuevo, a sus compañeras. ¿Ha sido todo una pesadilla? (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién eres?, ¿sabes que eres tú?, ¿sabes si este mundo es el adecuado para tí, donde te toca existir de verdad? ¿Sabes si vas a ser feliz, comprendido, amado?...¿Y si no es así? ¿Y si no deseas habitar en dicho universo? ¿Cómo encontrar el camino?
En caso de duda...¡corre por tu vida!
Siempre atentos por cada película que firme, siempre esperando ser sorprendidos; su audiencia nunca se cansa de él ni de sus propuestas porque nunca son iguales ni aburridas, sino arriesgadas, audaces, transgresoras y controvertidas como ellas solas. Es muy difícil despuntar hoy día teniendo en cuenta que para muchos de nosotros ya no hay nada nuevo bajo el Sol del universo cinematográfico, que está todo inventado en él, pero Sion Sono lo consigue de algún modo, porque su cine, a pesar de no ganarse el aprecio o el respeto de muchos, es ante todo diferente.
2.015 fue su año por excelencia, pues nunca había rodado tanto en tan poco tiempo, ni siquiera en su época de joven cineasta amateur, y para sorpresa de propios y extraños se destapó con un sinfín de dispares trabajos entre los que cabe destacar "Tag", de original título "Riaru Onigokko", inspirado en la novela homónima del joven y prolífico Yusuke Yamada, la cual ya sería adaptada con éxito a la gran pantalla en 2.008 por Issei Shibata, generando nada menos que cuatro secuelas. Pero en lugar de ser fiel al texto del autor, el bueno de Sono vio en su atractiva historia de realidades paralelas y desenfreno juvenil la oportunidad de introducir sus propias reflexiones, ideales e idiosincrasias.
Punto de partida cuando menos impactante: la soñadora y apocada Mitsuko escribe sus poemas en un autobús sin prestar atención a sus ruidosas compañeras...hasta que una ráfaga de viento destroza el vehículo y parte por la mitad a todas, salvo a ella. Hemos gozado de tres minutos de sosiego y ya no habrá más, pues el estilo, la forma y el ritmo que desea imprimir el director al film quedan marcados hasta el final a partir de este alucinatorio momento, en el que a la chica no le queda otra opción salvo de la correr para salvarse; si la irrupción de lo espantoso y lo aberrante en lo cotidiano ha formado parte del cine de Sono desde siempre, aquí el hombre traspasa su límite.
Mientras, el espectador se ha puesto en la piel de Mitsuko y correrá, jadeará, sudará y se cansará junto a ella; a su alrededor, un mundo que cambia de forma y de sentido, que retuerce sus pliegues hasta quebrar la realidad y transformarla en otra cosa, aunque manteniendo las diferentes siluetas de proyección o figuras dobles (Aki, Taeko, "Sur") que la apoyarán en su fuga metafísica, revelándose Aki como su guía espiritual y perfecta encarnación de su libertad contra elementos y fuerzas que escapan a su entendimiento.
La película está dominada por el frenesí tanto como su heroína, quien desciende a los recovecos más profundos y sombríos de su inconsciente y asiste a su degradación mental mientras salta entre las grietas de cada mundo buscando una identidad a la que poder amoldarse y comprender, sin embargo siendo al mismo tiempo perseguida por espectros que amenazan con apresarla. ¿Quién es ella, de quién huye y adónde va? ¿Es Mitsuko, Keiko o Izumi? Será entonces "Sur" la que le (y nos) presente la explicación de forma clara y concisa con respecto a lo que significa habitar en los distintos e infinitos planos de realidad...
Por lo que interpretaciones y lecturas no se dejan mucho a la imaginación, traspiés del sr. Sono que se empeñará en defender hasta el final...tanto como sus ideales. No olvidemos que cada figura femenina del film está esbozada desde la óptica de un cineasta rompedor de estereotipos y tradicionalismos, por lo que la norma impuesta a "Tag" y a su protagonista no es otra que la de revelarse precisamente contra todas las normas establecidas: la de la enseñanza, el matrimonio, la familia, la condición sexual; en definitiva las promulgadas por una sociedad rígida que todos aceptamos por el simple hecho de que ello es lo "habitual" y lo "correcto".
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Experimento visual del todo vibrante y ecléctico, a todas luces inclasificable, cuya heroína sigue los pasos de sus homólogas en "Perfect Blue", "Paprika", "Ghost in the Shell" o "La Chica que Saltaba a través del Tiempo". Fácilmente un Robert Rodríguez, un Satoshi Kon, un Nolan y un Miike en su faceta más comercial y delirante rellenado con un mensaje demoledor y difícil de tragar del modo en que es exhibido.
Sion Sono hace lo posible por filtrarlo en nuestro inconsciente pero su torpeza y pretenciosidad al final le hace fracasar estrepitosamente. No obstante "Tag" asegura momentos viscerales y diversión sin frenos, más propios de un film "exploitation" realizado por un director con pasión por el cómic o el videojuego.
No hubo nada parecido en 2.015.
En caso de duda...¡corre por tu vida!
Siempre atentos por cada película que firme, siempre esperando ser sorprendidos; su audiencia nunca se cansa de él ni de sus propuestas porque nunca son iguales ni aburridas, sino arriesgadas, audaces, transgresoras y controvertidas como ellas solas. Es muy difícil despuntar hoy día teniendo en cuenta que para muchos de nosotros ya no hay nada nuevo bajo el Sol del universo cinematográfico, que está todo inventado en él, pero Sion Sono lo consigue de algún modo, porque su cine, a pesar de no ganarse el aprecio o el respeto de muchos, es ante todo diferente.
2.015 fue su año por excelencia, pues nunca había rodado tanto en tan poco tiempo, ni siquiera en su época de joven cineasta amateur, y para sorpresa de propios y extraños se destapó con un sinfín de dispares trabajos entre los que cabe destacar "Tag", de original título "Riaru Onigokko", inspirado en la novela homónima del joven y prolífico Yusuke Yamada, la cual ya sería adaptada con éxito a la gran pantalla en 2.008 por Issei Shibata, generando nada menos que cuatro secuelas. Pero en lugar de ser fiel al texto del autor, el bueno de Sono vio en su atractiva historia de realidades paralelas y desenfreno juvenil la oportunidad de introducir sus propias reflexiones, ideales e idiosincrasias.
Punto de partida cuando menos impactante: la soñadora y apocada Mitsuko escribe sus poemas en un autobús sin prestar atención a sus ruidosas compañeras...hasta que una ráfaga de viento destroza el vehículo y parte por la mitad a todas, salvo a ella. Hemos gozado de tres minutos de sosiego y ya no habrá más, pues el estilo, la forma y el ritmo que desea imprimir el director al film quedan marcados hasta el final a partir de este alucinatorio momento, en el que a la chica no le queda otra opción salvo de la correr para salvarse; si la irrupción de lo espantoso y lo aberrante en lo cotidiano ha formado parte del cine de Sono desde siempre, aquí el hombre traspasa su límite.
Mientras, el espectador se ha puesto en la piel de Mitsuko y correrá, jadeará, sudará y se cansará junto a ella; a su alrededor, un mundo que cambia de forma y de sentido, que retuerce sus pliegues hasta quebrar la realidad y transformarla en otra cosa, aunque manteniendo las diferentes siluetas de proyección o figuras dobles (Aki, Taeko, "Sur") que la apoyarán en su fuga metafísica, revelándose Aki como su guía espiritual y perfecta encarnación de su libertad contra elementos y fuerzas que escapan a su entendimiento.
La película está dominada por el frenesí tanto como su heroína, quien desciende a los recovecos más profundos y sombríos de su inconsciente y asiste a su degradación mental mientras salta entre las grietas de cada mundo buscando una identidad a la que poder amoldarse y comprender, sin embargo siendo al mismo tiempo perseguida por espectros que amenazan con apresarla. ¿Quién es ella, de quién huye y adónde va? ¿Es Mitsuko, Keiko o Izumi? Será entonces "Sur" la que le (y nos) presente la explicación de forma clara y concisa con respecto a lo que significa habitar en los distintos e infinitos planos de realidad...
Por lo que interpretaciones y lecturas no se dejan mucho a la imaginación, traspiés del sr. Sono que se empeñará en defender hasta el final...tanto como sus ideales. No olvidemos que cada figura femenina del film está esbozada desde la óptica de un cineasta rompedor de estereotipos y tradicionalismos, por lo que la norma impuesta a "Tag" y a su protagonista no es otra que la de revelarse precisamente contra todas las normas establecidas: la de la enseñanza, el matrimonio, la familia, la condición sexual; en definitiva las promulgadas por una sociedad rígida que todos aceptamos por el simple hecho de que ello es lo "habitual" y lo "correcto".
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Experimento visual del todo vibrante y ecléctico, a todas luces inclasificable, cuya heroína sigue los pasos de sus homólogas en "Perfect Blue", "Paprika", "Ghost in the Shell" o "La Chica que Saltaba a través del Tiempo". Fácilmente un Robert Rodríguez, un Satoshi Kon, un Nolan y un Miike en su faceta más comercial y delirante rellenado con un mensaje demoledor y difícil de tragar del modo en que es exhibido.
Sion Sono hace lo posible por filtrarlo en nuestro inconsciente pero su torpeza y pretenciosidad al final le hace fracasar estrepitosamente. No obstante "Tag" asegura momentos viscerales y diversión sin frenos, más propios de un film "exploitation" realizado por un director con pasión por el cómic o el videojuego.
No hubo nada parecido en 2.015.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Revelarse contra ese sistema opresor, como bien afirma "Sur", es fundamental para deshacerse de las ataduras del prefijado destino, pues todos podemos cambiarlo por el simple hecho de que estamos capacitados para elegir la individualidad existencial y la espontaneidad; no hay normas que obedecer, sino que romper.
Sin embargo la desenfrenada historia proseguirá su avanzar hasta un último tramo que, por obra y gracia del cineasta, desbaratará todo lo anterior, desde los trazos de un amor homosexual entre Aki y Mitsuko y la presencia de un ente superior que la vigila constantemente desde los cielos hasta el ímpetu de un discurso feminista implícito en la acción.
Todo lo insinuado se presenta tajante ante nosotros en un final que, bebiendo a partes iguales (consciente o inconscientemente) de títulos como "Paprika", "Plan Diabólico", "Matrix" o "Existenz", transmuta a la heroína en protagonista de un videojuego al tiempo que la vemos descender a ese abismo habitado por el hombre, asfixiante y sucio mundo subterráneo en contraposición al de la mujer, tan luminoso, espacioso y puro. La figura femenina convertida en un maniquí sin espíritu ni conciencia, en mero objeto de placer y diversión por el perverso, conspirador y retorcido ser masculino (el ente superior) que calma sus ansias depravadas utilizándola y moldeándola a su antojo.
Ese feroz discurso de carácter universal (no sólo en referencia al estado de la mujer en la tradicional y opresora sociedad japonesa), que de feminista muta en pura misandria y que siempre se ha encontrado en las obras de Sono, alcanza en "Tag" su absoluta culminación: "usamos tu ADN para nuestro entretenimiento", señala triunfante el diseñador del videojuego. No hay medias tintas ni medias lecturas, y el único camino que puede elegir la protagonista para salvar su espíritu y liberarse de su condición de esclava inconsciente, por fatal y paradójico que resulte, es la muerte.
Son los fermentos de una intriga desfigurada con la cual el director nos arrastra sin compasión a los entresijos de un universo colorido cuyas entrañas ocultan las claves de una única y horripilante verdad, adoptando para ello el tratamiento del videojuego y apostando por el impacto visual, el abultado presupuesto, una estética preciosista y detallista que parece heredada de Tetsuya Nakashima y la acción más abrumadora y cargante, que se desarrolla vertiginosa desde los más extensos espacios abiertos hasta los más reducidos.
El resultado es desasosegante, carece de antecedentes y el espectador queda tan extenuado y confundido como Mitsuko. La modelo y "idol" natural de Austria (pero de madre japonesa) Reina Triendl pone su delicada y ágil figura y su muy empalagoso carácter a las órdenes de un Sono que la exprime física y mentalmente al igual que a las carismáticas Mariko Shinoda y Erina Mano; sus féminas vuelven a reflejar su personalidad volátil y salvaje, siendo buenos ejemplos esas Ami Tomite, Yuki Sakurai o Aki Hiraoka.
A efectos técnicos el film es brillante, desde su banda sonora hasta la fotografía de Maki Ito pasando por el espectacular despliegue de medios y efectos visuales de los que se sirve el cineasta para extasiarnos mientras nos alecciona con sermones de su propia cosecha a base de ráfagas primero metafóricas (el novio con cabeza de cerdo) y luego explícitas.
Sin embargo la desenfrenada historia proseguirá su avanzar hasta un último tramo que, por obra y gracia del cineasta, desbaratará todo lo anterior, desde los trazos de un amor homosexual entre Aki y Mitsuko y la presencia de un ente superior que la vigila constantemente desde los cielos hasta el ímpetu de un discurso feminista implícito en la acción.
Todo lo insinuado se presenta tajante ante nosotros en un final que, bebiendo a partes iguales (consciente o inconscientemente) de títulos como "Paprika", "Plan Diabólico", "Matrix" o "Existenz", transmuta a la heroína en protagonista de un videojuego al tiempo que la vemos descender a ese abismo habitado por el hombre, asfixiante y sucio mundo subterráneo en contraposición al de la mujer, tan luminoso, espacioso y puro. La figura femenina convertida en un maniquí sin espíritu ni conciencia, en mero objeto de placer y diversión por el perverso, conspirador y retorcido ser masculino (el ente superior) que calma sus ansias depravadas utilizándola y moldeándola a su antojo.
Ese feroz discurso de carácter universal (no sólo en referencia al estado de la mujer en la tradicional y opresora sociedad japonesa), que de feminista muta en pura misandria y que siempre se ha encontrado en las obras de Sono, alcanza en "Tag" su absoluta culminación: "usamos tu ADN para nuestro entretenimiento", señala triunfante el diseñador del videojuego. No hay medias tintas ni medias lecturas, y el único camino que puede elegir la protagonista para salvar su espíritu y liberarse de su condición de esclava inconsciente, por fatal y paradójico que resulte, es la muerte.
Son los fermentos de una intriga desfigurada con la cual el director nos arrastra sin compasión a los entresijos de un universo colorido cuyas entrañas ocultan las claves de una única y horripilante verdad, adoptando para ello el tratamiento del videojuego y apostando por el impacto visual, el abultado presupuesto, una estética preciosista y detallista que parece heredada de Tetsuya Nakashima y la acción más abrumadora y cargante, que se desarrolla vertiginosa desde los más extensos espacios abiertos hasta los más reducidos.
El resultado es desasosegante, carece de antecedentes y el espectador queda tan extenuado y confundido como Mitsuko. La modelo y "idol" natural de Austria (pero de madre japonesa) Reina Triendl pone su delicada y ágil figura y su muy empalagoso carácter a las órdenes de un Sono que la exprime física y mentalmente al igual que a las carismáticas Mariko Shinoda y Erina Mano; sus féminas vuelven a reflejar su personalidad volátil y salvaje, siendo buenos ejemplos esas Ami Tomite, Yuki Sakurai o Aki Hiraoka.
A efectos técnicos el film es brillante, desde su banda sonora hasta la fotografía de Maki Ito pasando por el espectacular despliegue de medios y efectos visuales de los que se sirve el cineasta para extasiarnos mientras nos alecciona con sermones de su propia cosecha a base de ráfagas primero metafóricas (el novio con cabeza de cerdo) y luego explícitas.