A mi parecer, una buena serie muy a la española con toques, al contrario de lo que se dice, de humor más inteligente de lo que se cree.
No es que sea humor irónico y de ámbito neoyorkino, sino cinismo a todo trapo. Me explico: sobre todo fijémonos en los personajes. Tenemos a Luisma, un yonki rehabilitado que no sabe hacer nada y va siempre con Barajas -otro exyonki cuyo sueño en otra vida es ser mecánico-; a Aída, cuya situación le ha empujado más de una vez padecer de alcoholismo; a Fidel, un joven homosexual y, mucho peor que eso para un barrio suburbial donde tiene lugar la serie, culto; a Chema, un tendero que ha estudiado filología hispánica, de lo cual hace gala mientras hace de dependiente en su economato; a Lorena, una pilingui chabacana cuyo mayor aspiración es ser novia de un albañil; y, cómo no, a Mauricio, el típico empresario español de pueblo con un móvil en el cinturón, racista, ignorante y malévolo.

Con esa cuadrilla de personajes, díganme ustedes, si no contiene ni un ápice de humor inteligente si lo comparamos con la tanda de series actuales.