Hasta la fecha, "Ploy" pasa por ser la peor película de Pen-ek Ratanaruang. No es mala, lo que pasa es que las expectativas que crea un nuevo film de Ratanaruang son altas y sus anteriores películas son notablemente superiores.

En "Ploy" el director Tailandés narra la historia de una pareja en crisis que vuelve a Tailandia desde Estados Unidos para asistir a un funeral. En la estancia del hotel de la pareja se cruza la joven Ploy, quien sin quererlo acentúa la crisis de la pareja. En el hotel también nace otra historia de amor, sin fecha de caducidad, entre dos empleados.

Ratanaruang nos muestra distintos procesos y estados en la vida de una pareja, y cómo durante estos estados hay cambios y fluctuaciones en el sentir de cada uno de ellos. Ratanaruang parece decirnos que el amor tiene fecha de caducidad, que es ciencia, y para mantenerlo vivo sólo hay que estar de acuerdo en darle un impulso. La forma en la que llega ese impulso, es cosa de cada uno.

En "Ploy" Ratanaruang nos muestra este proceso de forma algo desconcertante, y con una narración muy personal. Tal vez a "Ploy" le falta frescura, pero lo solventa con originalidad. De momento, el film más flojo de este director, mantiene a duras penas el equilibrio.