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Voto de Sersolo:
3
10 de julio de 2008
46 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me presento. Mi nombre es David Lynch y soy un reconocido director de cine. Hago cine como muchos, algunas de mis películas son consideradas verdaderas obras de arte, otras obras de culto y otras simplemente son una mierda.
Mis compañeros de profesión me conocen como el tío que no sabe enroscar bien las bombillas, por eso siempre parpadean las luces en mis pelis. Soy un poco extraño y tengo un peinado un tanto afro. En mi primer film un tío me interpretó a mí, porque por si no lo sabían ustedes el Henry de “Cabeza Borradora” soy yo.
Soy tan extraño, tan extraño que saqué mi vena sensible para hacer “El hombre elefante” basada en un personaje con el que me siento bastante identificado. A Sting casi le hundo la carrera, a mi bella Isabella Rossellini la he dejado traumatizada, ahora sueña a diario con un loco que se parece a Dennis Hopper.
Estoy obsesionado con el rojo, con las luces potentes, con las luces parpadeantes, con las luces de carretera y con las luces del puticlub donde trabajaba habitualmente mi gran amiga Laura Palmer. Por cierto a Laura la maté yo en una de mis habituales idas de pinza.
Un día me volví un tanto esquizofrénico al perderme en una carretera, creo recordar que conducía un hermosísimo tractor. Mi transporte no era amarillo, era rojo. Me encantaba la luz roja de mi tractor. Con mi medio de transporte llegué a Mulholland Drive, llegué aquí entre sueño y sueño mientras mostraba al mundo mi colosal talento esquizofrénico. Decidí dejar el talento en aquella calle de Hollywood para hacer Inland Empire. Y aquí estoy después de haber visionado las tres horas de película que he rodado fumado, drogado y sin ingenio.
Mis compañeros de profesión me conocen como el tío que no sabe enroscar bien las bombillas, por eso siempre parpadean las luces en mis pelis. Soy un poco extraño y tengo un peinado un tanto afro. En mi primer film un tío me interpretó a mí, porque por si no lo sabían ustedes el Henry de “Cabeza Borradora” soy yo.
Soy tan extraño, tan extraño que saqué mi vena sensible para hacer “El hombre elefante” basada en un personaje con el que me siento bastante identificado. A Sting casi le hundo la carrera, a mi bella Isabella Rossellini la he dejado traumatizada, ahora sueña a diario con un loco que se parece a Dennis Hopper.
Estoy obsesionado con el rojo, con las luces potentes, con las luces parpadeantes, con las luces de carretera y con las luces del puticlub donde trabajaba habitualmente mi gran amiga Laura Palmer. Por cierto a Laura la maté yo en una de mis habituales idas de pinza.
Un día me volví un tanto esquizofrénico al perderme en una carretera, creo recordar que conducía un hermosísimo tractor. Mi transporte no era amarillo, era rojo. Me encantaba la luz roja de mi tractor. Con mi medio de transporte llegué a Mulholland Drive, llegué aquí entre sueño y sueño mientras mostraba al mundo mi colosal talento esquizofrénico. Decidí dejar el talento en aquella calle de Hollywood para hacer Inland Empire. Y aquí estoy después de haber visionado las tres horas de película que he rodado fumado, drogado y sin ingenio.