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España España · barcelona
Voto de Raúl:
9
Animación. Fantástico. Aventuras En una época en la que reinan la superstición y la magia, los lobos están considerados como una fuerza demoníaca que debe ser eliminada. Robyn es una joven aprendiz que viaja hasta Irlanda junto a su padre para erradicar al último grupo de lobeznos que conoce, pero la situación cambia cuando Robyn salva a Mebh. Su amistad la lleva a conocer el mundo de los denominados "Wolfwalkers", transformándose en aquello que su padre la ha mandado a destruir.  [+]
12 de diciembre de 2020
43 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva película de Tomm Moore y nueva delicia de animación.

Reincide en el mismo tipo de animación que vimos en El secreto del libro de Kells y La canción del mar, una animación con regusto tradicional, fuera de las tendencias actuales, hoy en día que se hace todo digital y que se note, quede bien o no, Tomm Moore sigue a la suya, con una animación orgullosa de sud dos dimensiones, que en vez de ver límites, ve posibilidades, y se divierte jugando con ellas. Y es que Wolfwalkers es una delicia visual con aroma artesanal que en vez de esconder el trazo del dibujo a mano, se recrea en ella, logrando imágenes imperfectas pero con una fuerza y expresividad enormes.

A priori se parece mucho más a El secreto del libro de Kells que a La canción del mar, por su ambientación medieval y por el choque entre la sociedad cristiana y los restos de la pagana/celta. Pero Wolfwalkers es más oscura, no os dejéis engañar por el preciosismo de sus imágenes, es una película muy oscura, que pueden ver y disfrutar los/as niños/as, pero en la que hay momentos que pasarán miedo y que les dejarán preguntas que necesitarán la ayuda de un adulto, adultos que disfrutará tanto o más la película que los más pequeños, mientras los niños/as disfrutarán con las travesuras de las protagonistas, con el color y el fluido movimiento, los adultos con la poesía visual que destila cada fotograma, con la maravillosa banda sonora y con su gran intensidad emocional. Es una verdadera película para toda la familia, en su sentido más literal. Habrá a quien le moleste que los personajes fuertes y positivos sean mujeres, y los débiles o malvados sean hombres, pero después de más de 100 años siendo al revés en el cine, a buenas horas se queja esta gente.

Wolfwalkers está a medio camino entre El secreto del libro de Kells y La princesa Mononoke. Quizás Wolfwalkers sea más sencilla, con buenos que son claramente buenos (aunque imperfectos) y malos muy malos, ciudades malas, naturaleza buena, es una película que se posiciona claramente. A diferencia de Miyazaki, que siempre intenta empatizar con todos los personajes y entender sus porqués, aunque sintamos más simpatía por sus protagonistas. Pero por lo demás están muy conectadas, no es una copia, ni de lejos, pero si que hay cierta influencia, cierta conexión, aunque Wolfwalkers es también muy deudora de una tradición celta que siempre está presente en la obra de Tomm Moore.

Me encanta su banda sonora, en la que vuelve a contar con la colaboración de Kila, una gran banda de música celta (si tenéis la oportunidad de verlos en directo, no dudéis, yo he tenido esa suerte). También es una grata sorpresa la canción de Aurora, que adapta una de sus mejores canciones para adecuarla a la trama de la película. Pero sobre todo destaca su grafismo, muy influenciada por las pinturas medievales, visualmente es una delicia para los ojos. Su paleta de colores es, generalmente, más oscura que en El secreto del libro de Kells, pero creo que visualmente es más rica, se nota que ha ganado en experiencia y confianza, y se atreve a jugar más con los colores y las luces, algo que ya pudimos disfrutar en la maravillosa La canción del mar. Y eso se nota especialmente en el contraste de la ciudad y el bosque, y aun más en los momentos que sentimos la magia celta fluir por la película, esos momentos son imaginativos, delicados y visualmente deslumbrantes. Al ver la película se siente el cariño y la dedicación de quienes la han creado, se nota que se toman su trabajo muy en serio, pero por encima de todo que les encanta, les encanta contar historias, y les encanta el como contarlas, su arte, la animación, dibujar, narrar visualmente.

Pero por encima de todo Wolfwalkers es como viajar en el tiempo, siglos atrás, y un grupo de personas se reunieran de noche en medio del bosque, rodeando una cálida fogata, y contando historias que mezclaban la naturaleza que les rodeaba, su propia condición humana y un universo secreto lleno de fantasía y misterio que se escondía en el oscuro bosque que los rodeaba. Eso es Wolfwalker, un cuento contado en el bosque que nos recuerda que hay algo mejor que ser ciudadanos: SER MANADA.
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Crónicas Kinoki
Raúl
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