Para mayor gloria de Gérard Lanvin, (que por cierto es super atactivo y se conserva de maravilla), con el pretexto de una estancia en el hospital se intercala la vida de varios personajes que van apareciendo o visitando al convaleciente ayudando a desengranar su propia historia.
La película pasa deprisa y sin más pretensiones que pasar un buen rato con los diálogos del protagonista con el personal del hospital, con otros pacientes, con familiares, amigos y los recién llegados a su vida a raíz del accidente.
Resulta divertida y entretenida sin mas, el defecto es que cae en el buenismo, exagerado y los personajes se desdibujan en un final inverosímil y algo ñoño.