Adicción, adolescencia, realismo sucio. Una película como hay muchas sobre el terrible viaje hacia el infierno de las drogas de una chica de clase media-baja en un país de esta Europa que creemos el paraíso del bienestar social. Lo que hace de esta película algo diferente sobre las que exploran esta temática son las magníficas interpretaciones del dúo adolescente protagonista, muy bien acompañados por actores islandeses más que solventes, y una ambientación y ritmo de guión verdaderamente notables. La película avanza y el espectador va sintiendo la desesperanza y el no retorno de una persona adicta. Autodestrucción, vileza, soledad. Una película que debería de verse en institutos, pese a su crudeza. Verdaderamente la historia, no por repetida en otras películas, merece la pena ser vista.