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Voto de Sibelius:
1
1,9
189
Acción. Ciencia ficción
La sismóloga Amy Lane y el experto minero Charley Baxter unen sus fuerzas para detener un enorme terremoto que amenaza con partir el planeta por la mitad. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2011
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que todos los fans de películas de catástrofes tenemos una deuda eterna con la productora The Asylum y el canal SyFy. Solo ellos han sido capaces de hacer en los últimos años media docena de títulos increíbles, todos ellos conteniendo la palabra Mega. Megapelículas, eso es lo que son todas ellas. Megamalas, también. Pero como ocurre en este apasionante subgénero, ser muy mala es precisamente el sello de calidad que necesitamos para disfrutar de ella.
En este caso, ni siquiera la presencia de la malograda Brittany Murphy logra rescatar algo de esta producción. Los personajes son posiblemente los más planos y carentes de emociones que haya visto en películas de este tipo. Las historias personales, que casi siempre suelen ser un filón para rellenar metraje, aquí se muestran de la forma más anodina y aséptica, como si hubieran tenido que ponerlas a regañadientes; una cuota obligatoria para pasar el filtro de película de catástrofes. El marido y la hija de la sismóloga (Brittany Murphy, el papel menos creíble de todos... aunque ninguno es creíble) hacen exasperantes los pocos minutos que aparecen en pantalla.
El colega "Dinamita", que traba una intensa amistad con la sismóloga en apenas un minuto, es el verdadero artífice de la victoria final. El gran cerebro detrás de la operación militar de emergencia. El visionario salvador de nuestro planeta. Como es aficionado a hacer explotar cosas, es el encargado de crear un nuevo Gran Cañón mediante explosiones para detener el avance del megaterremoto. Perdón, megafalla. No estoy tan puesto en términos técnicos como los especialistas de la película. Aunque el verdadero alma de la salvación humana no es otra cosa que un arma de destrucción masiva del ejército de Estados Unidos que provoca terremotos desde un satélite. Sí, lo habéis leído bien. La última esperanza de la civilización es un desorbitado gasto en defensa. Un arma sobrenatural que en vez de destruir países enemigos, consiga detener una reacción sísmica en cadena que amenaza con partir el mundo. Bueno, el mundo según indica el resumen de la película, Estados Unidos en la práctica. ¿Es que acaso hay más mundo? Por cierto, no hay que perder un solo detalle de los efectos especiales.
Lo cierto es que quizá no merezca la atención ni siquiera de los fans más acérrimos del género. Aunque es muy recomendable verla en compañía de otros amantes del cine malo y comentar cada uno de los detalles que van dejando en el espectador una mezcla de asombro, fascinación e indignación. ¿Para cuándo una edición en DVD de todas estas películas con comentarios en directo, no del director o el resto del equipo, sino de fans? Sería mucho más divertido.
En este caso, ni siquiera la presencia de la malograda Brittany Murphy logra rescatar algo de esta producción. Los personajes son posiblemente los más planos y carentes de emociones que haya visto en películas de este tipo. Las historias personales, que casi siempre suelen ser un filón para rellenar metraje, aquí se muestran de la forma más anodina y aséptica, como si hubieran tenido que ponerlas a regañadientes; una cuota obligatoria para pasar el filtro de película de catástrofes. El marido y la hija de la sismóloga (Brittany Murphy, el papel menos creíble de todos... aunque ninguno es creíble) hacen exasperantes los pocos minutos que aparecen en pantalla.
El colega "Dinamita", que traba una intensa amistad con la sismóloga en apenas un minuto, es el verdadero artífice de la victoria final. El gran cerebro detrás de la operación militar de emergencia. El visionario salvador de nuestro planeta. Como es aficionado a hacer explotar cosas, es el encargado de crear un nuevo Gran Cañón mediante explosiones para detener el avance del megaterremoto. Perdón, megafalla. No estoy tan puesto en términos técnicos como los especialistas de la película. Aunque el verdadero alma de la salvación humana no es otra cosa que un arma de destrucción masiva del ejército de Estados Unidos que provoca terremotos desde un satélite. Sí, lo habéis leído bien. La última esperanza de la civilización es un desorbitado gasto en defensa. Un arma sobrenatural que en vez de destruir países enemigos, consiga detener una reacción sísmica en cadena que amenaza con partir el mundo. Bueno, el mundo según indica el resumen de la película, Estados Unidos en la práctica. ¿Es que acaso hay más mundo? Por cierto, no hay que perder un solo detalle de los efectos especiales.
Lo cierto es que quizá no merezca la atención ni siquiera de los fans más acérrimos del género. Aunque es muy recomendable verla en compañía de otros amantes del cine malo y comentar cada uno de los detalles que van dejando en el espectador una mezcla de asombro, fascinación e indignación. ¿Para cuándo una edición en DVD de todas estas películas con comentarios en directo, no del director o el resto del equipo, sino de fans? Sería mucho más divertido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No sabría ni qué escenas destacar. Los efectos especiales supongo que están hechos con cualquier programa semiprofesional de los muchos que se pueden conseguir hoy en día. Las escenas de acción son cualquier cosa menos espectaculares.
- El helicóptero (Parte 1). Esa escena requiere un tratado de física relativista para entenderla. Mientras se aproximan a una ciudad en pleno terremoto y los edificios van explotando (¡explotando!) uno tras otro en perfecto orden, el helicóptero sufre tremendas sacudidas y a punto están de perder el control del aparato. Es por todos sabido que un terremoto mueve también el aire. Increíble. Por cierto, una de las casas que explota es la del colega "Dinamita". Su reacción es uno de los momentos más cómicos de la película.
- La "persecución" del terremoto al camión a lo largo del tramo de carretera más largo de Estados Unidos. Otra cosa no, pero los terremotos respetan las vías de comunicación y se desplazan de manera ordenada por carreteras, autopistas y vías de tren. Por si hiciera falta algo más, un gaseoducto discurre paralelo a la carretera. Éste va explotando de poco en poco a la misma velocidad que el camión.
- La carrera en todoterreno a través de un campo interminable lleno de dinamita. Las supuestas explosiones que tienen que formar un nuevo Gran Cañón apenas levantan un poco de polvo cuando se producen. Aunque consiguen detener el mayor terremoto que se haya visto jamás. ¿Por qué no bombardearon Haití, Chile o Japón para detener sus terremotos?
- El helicóptero (Parte 1). Esa escena requiere un tratado de física relativista para entenderla. Mientras se aproximan a una ciudad en pleno terremoto y los edificios van explotando (¡explotando!) uno tras otro en perfecto orden, el helicóptero sufre tremendas sacudidas y a punto están de perder el control del aparato. Es por todos sabido que un terremoto mueve también el aire. Increíble. Por cierto, una de las casas que explota es la del colega "Dinamita". Su reacción es uno de los momentos más cómicos de la película.
- La "persecución" del terremoto al camión a lo largo del tramo de carretera más largo de Estados Unidos. Otra cosa no, pero los terremotos respetan las vías de comunicación y se desplazan de manera ordenada por carreteras, autopistas y vías de tren. Por si hiciera falta algo más, un gaseoducto discurre paralelo a la carretera. Éste va explotando de poco en poco a la misma velocidad que el camión.
- La carrera en todoterreno a través de un campo interminable lleno de dinamita. Las supuestas explosiones que tienen que formar un nuevo Gran Cañón apenas levantan un poco de polvo cuando se producen. Aunque consiguen detener el mayor terremoto que se haya visto jamás. ¿Por qué no bombardearon Haití, Chile o Japón para detener sus terremotos?