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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Ciencia ficción. Drama Un variopinto grupo de personas se encuentran en Weymouth, Inglaterra a principios de los años 60. Entre ellos están Simon Wells, un turista americano, una banda de motoristas liderados por King que lo acosan, Joanie, hermana de King y que inicia un escarceo amoroso con Simon y una escultora bohemia. Todos ellos descubren que bajo los riscos de un acantilado vive encerrado un grupo de niños con los cuales el ejército inglés realiza un ... [+]
11 de mayo de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante una entrevista realizada en Europa, Joseph Losey, dijo: “Ver el mal, advertir que existe y no hacer nada para combatirlo, es una manera de aceptarlo, de convertirse en su cómplice” (1). De esta manera, el director estadounidense, radicado entonces en Inglaterra para evitar el asedio del burdo y deplorable HUAC (Comité de actividades antiamericanas), estaba haciendo público uno de los objetivos esenciales de su cine que, él mismo, definiría como “una exaltación de la realidad desnudándola y depurándola a fin de ennoblecerla”.

En principio, hacer cine en Gran Bretaña no fue para Losey nada fácil, y cuando la Hammer, en cabeza del productor Michael Carreras, le entregó el guion que, Evan Jones, había escrito basado en la novela “Los niños de la luz” de H.L. Lawrence para que lo dirigiera, se sintió un tanto confundido, pues, la ciencia ficción no era de los temas que más lo apasionaran. Por esto, su película luce claramente como dividida en dos: Una primera parte, donde con soltura y comodidad él hace un buen espacio para el choque entre una pandilla que lidera un muchacho huérfano llamado King y un ex-asesor en seguros, Simon Wells, quien, desde que llega al puerto de Weymouth, se muestra interesado en la bella hermana del motociclista.

Aquí, la situación apunta a recrear un problema sociológico, donde la apatía del Estado, la violencia juvenil, el incesto y la prostitución a temprana edad, entran como asuntos que merecen la más seria atención, y Losey, luce muy desenvuelto en la planeación de tomas al aire libre, quedando nosotros preparados para el disfrute de un filme impactante y emotivo. Pero los productores esperaban que el director se ajustase a las líneas del guion… y es entonces que Losey se siente como pez en un pantano, cuando le toca contar el cuento de los niños cobaya con los que un oficial del gobierno experimenta, en aras de ‘encontrar la clave que permita a los ingleses sobrevivir en caso de una guerra nuclear’.

En este punto, surgen curiosas ideas: Al nombre King (Rey) del líder pandillero, se suma que los niños prisioneros (9 en total, como el número de miembros de la banda), llevan nombres de reyes y reinas de la historia de Inglaterra (Victoria, Elizabeth, Anne, Mary, Richard, Henry…) y ¡ya veremos la asociación que se dará entre el uno y los otros! Los niños estarán fríos como muertos, pero siguen vivos, y la tecnología que se usa con ellos luce ahora bastante rezagada, con lo que, el filme pierde gracia, y en este segmento, apenas luce como un episodio de “Perdidos en el espacio”.

Se pretendía con esto, hacer una denuncia de los peligros de la carrera nuclear, pero lo inocente del cuento y la austeridad con que fue realizado no logran cometido alguno.

MacDonald Carey, acostumbrado a los roles de buenazo, es una vez más el hombre que busca salvar a los más débiles. Oliver Reed, es el joven inadaptado que juega a ser malo mientras cuida que nadie se sobrepase con su hermanita. Y la preciosa, Shirley Anne Field, llena la pantalla en cada plano que se le brinda y además nos ofrece un espontáneo y fresco plano erótico que de seguro sorprendió al director, a su partenaire ¡y a ella misma!, en el momento en que recibe el primer beso. Sólo ahora, en la versión restaurada para DVD, podemos verla, porque, durante el estreno –dos años después de su realización- el filme fue cortado de 96 a 87 minutos y en algunos países a 80.

(Aquí citaré parte del desenlace) En la escena cumbre, Losey quería que la escultora Freya Neilson (Viveca Lindfors), muriera acribillada desde un helicóptero militar, pero una vez más intervino la censura y se insertó un plano con menos implicaciones.

No creo pues, que Losey haya quedado a gusto con lo que hizo (y le hicieron), y nosotros solo quedamos con el recuerdo de las imágenes iniciales donde se puede visionar el talento de un verdadero artista.

(1) Il cinema dei maestri. Gian Luigi Rondi

Título para Latinoamérica: “EL GERMEN DE LAS BESTIAS”.
Luis Guillermo Cardona
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