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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Basada en la novela de Émile Zola "L'Assomoir". Narra los graves problemas de Gervaise, una joven cuyo marido es alcohólico y que, sin embargo, hace todo lo posible por mantener unida a su familia. (FILMAFFINITY)
14 de abril de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha dicho que fue queriendo seguir el estilo que Honoré de Balzac aplicara en su novela La comedia humana, que su compatriota Émile Zola, se animó a crear la famosa serie de veinte novelas titulada Los Rougon-Macquart, con la que logró el más verosímil retrato de las costumbres y personajes -aciertos y desaciertos, bondades y miserias- de la sociedad, durante El Segundo Imperio en Francia.

Quizás, su principal objetivo en todas estas obras, era demostrar cómo las generaciones están marcadas, en gran parte, por aquellos que les precedieron. Quienes recibieron buen ejemplo y una buena doctrina, salieron adelante y fueron impulsores de puentes y caminos que, en buena manera contribuyeron al surgimiento de una sociedad cada vez mejor. Pero, quienes padecieron padres y/o hermanos improcedentes, maltratadores y/o desadaptados, o quizás alguna fuerte influencia negativa de algún pariente cercano, recibieron… bueno, ya ustedes lo imaginan, pero bueno es leerlo (o verlo) para recordarlo… ¡y ojalá para nunca repetirlo!

“La taberna” (1877), es la séptima novela de la serie y la tercera (partiendo del orden cronológico 1871-1893) que fuera llevada al cine. El guion fue escrito por Jean Aurenche y Pierre Bost con bastante fidelidad a la obra de Zola (tan solo se añadió la escena del juicio a los sindicalistas y algunos pocos detalles), aunque con la obligada eliminación o reducción de situaciones para poder acogerse al presupuesto y al tiempo de duración acordado con los productores.

Pero la labor del director, René Clement, es bastante plausible, logrando una efectiva dirección de actores donde hasta los más pequeños se lucen y los mayores literalmente viven sus personajes. La alemana, Maria Schell, impone a su personaje Gervaise, una belleza que enamora, una actitud aguerrida que emociona, y una desesperanza que conmueve. Los hombres son para ella su pasión, su apoyo… y otras cosas más que la convierten en uno de los personajes más dramáticos de la serie. Su vida tiene en su profesión de lavandera una metáfora, pues cada día lava la mugre que la rodea, pero ésta resurge una y otra vez hasta el hastío. Armand Mestral es Auguste Lantier, el sombrerero que, como la prenda que comercia, es de quitar y poner. Francois Perier tiene a su cargo al plomero, Henri Coupeau, la suerte de individuo cuyos ‘arreglos’ duran un año o tantico más. Y debo mencionar a Francoise Hery (a quien le denegaron el crédito) quien con sumo carisma representó a Naná de cinco años, la chica que, con el ejemplo recibido, en la obra siguiente y a los 18 años, la veremos actuando en un burdel para aristócratas.

“GERVAISE” es una historia trágica, pero esto es cosa que ocurre hasta en las mejores sociedades.
Luis Guillermo Cardona
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