Cuando, DuBose Heyward, publicó su novela, “Porgy”, en 1925, no se le pasó por la mente que ésta fuera convertida en un musical, pues, su propósito era recrear la difícil, pero, también valiosa vida de los afrodescendientes del sur de los Estados Unidos de Norteamérica y su capacidad de amar contra todas las consecuencias. La madre de, DuBose, mantuvo siempre un alto interés por el estilo de vida de los negros y más aún por el dialecto gullah que hablaban los habitantes de Charleston, Carolina del Sur. Éste mismo interés lo despertó en su hijo… y fue así como, un día, quiso plasmar la fuerza espiritual de los afroamericanos; también sus banalidades y desafueros… y, especialmente, ese fuerte romanticismo que brota de sus corazones, que, a él personalmente, le producía “una contracción del plexo solar y una emanación de las glándulas lacrimales que no podía controlar”.

Casi todos los personajes se inspiraron en gente que, DuBose, conociera… y aquella barriada llamada, Catfish Row, es cabalmente un reflejo de la vida. Fueron, DuBose y su esposa Dorothy, quienes dos años después, convirtieron a, “Porgy”, en una obra de teatro, y luego de su estreno en Broadway, ésta se convirtió en la “obra de teatro de Harlem”, pues, mucha gente recitaba sus líneas como si fuera su propio lenguaje.

Cuando el compositor, George Gershwin, propone a la pareja Heyward, hacer juntos una ópera con base en, “Porgy”, a ellos se sumó, Ira Gershwin -la hermana del compositor- y entre los tres definieron las letras de las canciones que, Gershwin, musicalizó con bastante eficacia. Por supuesto, todos querían que la ópera fuese interpretada por actores y actrices afroamericanos, pero, ante los terribles prejuicios que imperaban en la época, para su estreno, en 1935, tuvieron que someterse a verla interpretada por actores blancos con las caras pintadas… ¡Qué tal esto!

Pero, aunque su éxito en Broadway no fue rompedor en las taquillas -como era de esperarse-, contra todo, el musical recibió grandes elogios y ahora a, “Porgy and Bess”, se le reconoce como una obra maestra de la ópera americana.

La versión cinematográfica, surge como la gran esperanza para hacerle justicia a la obra… pero solo logró hacerse 22 años después de la muerte de George Gershwin, acaecida el 11 de julio de 1937… y hay que decir que, Ira, quien aún sobrevivía, tampoco quedó muy a gusto por el hecho de que los protagonistas, Sidney Poitier (Porgy), Dorothy Dandridge (Bess), Brock Peters (Crown) y Pearl Bailey (Maria), tuvieron que ser doblados.

Rouben Mamoulian -quien había dirigido la obra en Broadway-, fue, en principio, contratado por el productor, Samuel Goldwyn, para que de nuevo llevara el timón, pero, su reiterada insistencia de rodar la película en locación y no en los platós de la MGM, como pretendía Goldwyn, llevó a que rompieran a los pocos días de iniciado el rodaje y, la realización fue puesta en manos de, Otto Preminger, quien, como resultado nos lega una historia sensible y matizada, que bien puede considerarse entre las grandes historias de amor que nos ha dado el cine hollywoodense.

La trama de, <<PORGY Y BESS>>, nos habla de una chica desadaptada y drogadicta (Bess), quien es amante de, Crown, un todo-músculo-seductor, el cual termina asesinando a un vecino de la barriada, ante la vista de todos, por lo cual tiene que huir, no sin antes prometer a, Bess, que volverá por ella. En su deseo de ocultarse y hallar refugio, Bess encuentra lugar en la humilde vivienda de su eterno admirador, Porgy, un discapacitado que la protegerá, y a quien ella aprenderá a valorar como nunca lo esperaba… pero, las tentaciones del pasado regresarán a su vida y, Bess, tendrá que definir si enfrentarlas o caer en ellas.

Muchos años tardó en estrenarse esta valiosa película, pero, ¡ha sido un verdadero gusto verla!